Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


¿Qué pasa en la sanidad pública?

15/12/2022

Advierto: esto no va de ideologías. Va de realidad. ¿Qué ha pasado con la sanidad después de la pandemia? ¿Por qué seguimos sin una atención en condiciones, por qué las listas de espera se han disparado, por qué se ha olvidado la medicina preventiva, por qué los llamados puntos de atención continuada están saturados, por qué no podemos conseguir una cita presencial a través de internet, por qué la llamada del médico tarda más de una semana en concertarse? ¿No se habían contratado a miles de profesionales? Hay otras cuestiones que me indignan y que puedo resumir en una: la sanidad pública no funciona. Y los pacientes estamos siendo maltratados por el sistema.
Sí, una mujer es maltratada cuando se le obliga a aguardar una lista de espera de dos años para una intervención ginecológica rutinaria, pero imprescindible. Una persona es maltratada cuando ha de esperar dos horas, con fiebre, a ser atendida por un médico de guardia, al que ha acudido ante la imposibilidad de ser examinada en su centro de salud. Señores y señoras del Sescam, esta es la realidad. Y con casos más sangrantes, que nos cuentan las personas con las que nos relacionamos la gente corriente.
Cuando se cumple un año del traslado del Virgen de la Salud al Hospital Universitario, no se ha solucionado una sola carencia de los servicios. Es más, se han incrementado los problemas: los propios profesionales se quejan de la escasa funcionalidad del centro sanitario, amplio en pasillos y parco en espacios para uso asistencial. Ni siquiera se ha conseguido que exista cobertura para el móvil, en pleno siglo XXI, algo que debería avergonzar a los gestores, aunque parece que no, que les da lo mismo.
Qué decir del caos de los accesos, que no sabes a qué hora tienes que salir de casa si te citan, por ejemplo, a las nueve de la mañana. En fin, que llegas antes a Madrid, ¡buenoo, va a salir a relucir Ayuso!, que al hipergaláctico Hospital del Polígono, si vives en cualquier punto de la ciudad que no sea el propio Polígono. Así las cosas, dejar el coche en el aparcamiento del mastodóntico edificio supone un desembolso de dinero propio de un parking privado. Claro que, de público, nuestro afamado hospital tiene a los profesionales. Y poco más.
No quiero seguir narrando situaciones kafkianas que se producen en este enclave, porque me entra una depresión que, a buen seguro, los profesionales de salud mental no me podrán atajar. Y es que en la sanidad pública lo de acudir al psiquiatra o al psicólogo, aunque entre en la cartera de servicios, no figura como prioritario entre los mandamases. Deben pensar que si alguien tiene algún trastorno, ya se le pasará viendo las luces de Navidad. Tan bonitas.
Es urgente que Toledo, con una configuración imposible pero cierta, disponga de más servicios de urgencias, que se trate a los pacientes como personas, que volvamos a tener la posibilidad de acudir a nuestro médico de primaria cuando sea menester y que nos atiendan como merecemos. Más personal, por favor. La sanidad pública es un derecho que no se puede suplir con seguros privados, imposibles para la mayoría. Más allá del covid, hay enfermedades que causan estragos por no ser tratadas adecuadamente. Yo no soy de aplausos ni de gestos estrambóticos, pero nuestros gestores merecen un sonoro abucheo. Salud.