El siglo VII fue el siglo de Wamba y san Ildefonso, dos de los personajes más importantes del Toledo visigodo. También fue, sin embargo -recordó en San Marcos el sacerdote Francisco María Fernández Jiménez-, el siglo del conde Paulo, cuya derrota tras proclamarse a sí mismo rey le trajo a Toledo encadenado y sometido a humillación pública, con una raspa de pescado en la cabeza a modo de corona.