Novela bajo el fondo del Valle del Gévalo

J.M.
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La escritora Consolación González Rico, natural de Torrecilla, presenta 'Las marcas del carbón', su séptima novela publicada. El Valle del Gévalo, y concretamente la Garganta de las Lanchas, acompañan al protagonista en el recuerdo de su vida

Novela bajo el fondo del Valle del Gévalo - Foto: ï»Óscar Huertas Fraile

Consolación González Rico rozó la popularidad hace casi 20 años cuando fue incorporada al reparto de aspirantes a la consecución del Premio Planeta. Quedó entre los diez finalistas del concurso literario más conocido en España. La selección propulsó una afición inveterada por las letras, criada en sus años de estudiante en el IES Padre Juan de Mariana de Talavera. Esta profesora de Lengua y Literatura natural de Torrecilla de la Jara publica ahora su séptima novela, titulada ‘Las marcas del carbón’ y ambientada en el cercano Valle del Gévalo. Este rincón de la Jara fundamenta un relato que antecede temporalmente a su libro ‘Una mujer de la Oretana’

«Es precisamente un viaje de Federico a través del recuerdo: sus oscuros orígenes en la Garganta de las Lanchas (microrreserva del Valle del Gévalo), el abandono de su madre, el hambre, el frío, la soledad; el maltrato de su padrastro, cuando se lo llevó a hacer carbón a la sierra; la huida del pueblo donde había nacido, sus miserias y sus momentos de felicidad», explica a este diario la también autora de ‘La calma de las arañas’. Y apostilla: «En su deambular sin norte, Federico reflexiona sobre sus ‘dos vidas’: la que busca para huir de la miseria y la que encuentra sin buscarla; la familia que abandonó y la que disfrutó, antes de que se la arrebatara un golpe del destino».

De esta manera, Federico, el protagonista, a apenas unos escalones de la vejez, reconstruye su vida en este relato con las revueltas carlistas también como telón de fondo. De hecho, González Rico se ha inspirado en un personaje histórico para armar el relato. «La historia de Blas Romo, bandolero carlista, quien se refugió en Las Lanchas con su cuadrilla, y allí moriría en 1836 a manos de los liberales», señala sobre la tercera y última entrega de la trilogía ‘200 años de historia’, completada con la mencionada ‘Una mujer de la Oretana’ y ‘La vida que perdimos’.

«Una historia humana y dura que ahonda en los porqués del ser humano, en sus conductas erróneas, sus causas y sus consecuencias. Porque las huellas primeras nunca llegan a borrarse», reflexiona Consolación, que ha publicado este libro con la editorial toledana ‘Ledoria’. Se trata de una constante en su obra, tal y como ella misma refleja en su presentación por internet. «Cuando escribo, me gusta plantear situaciones cotidianas, analizar los problemas de las personas; de la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Disfruto involucrándome en el maravilloso juego del artificio creativo; en las historias inventadas, que a veces se desgranan con dolor como si fueran  lágrimas», describe.

El vínculo de Consolación con el Valle del Gévalo no se limita a la cercanía de su lugar de origen, sino que su primer destino como profesora fue Navaltorial, pedanía de Robledo del Mazo. Hay que recordar que el Valle del Gévalo incluye a las cinco localides del municipio de Robledo del Mazo (Las Hunfrías, Navaltoril, Robledillo, Piedraescrita y Robledo del Mazo).

«Es fría la noche. La luz de enero se vierte en saetas de luz blanca». Así empieza la novela que describe también la sierra de La Iruela o la ermita de Piedraescrita. La propia autora ha divulgado un vídeo en el que lee los primeros párrafos de ‘Las marcas del carbón’. Y ha circulado con prontitud por la comarca de la Jara; roza ya las 2.500 reproducciones.

«Podréis conocer la historia de este hombre oscuro, cruel a veces», anticipa Consolación González Rico en el vídeo sobre el contenido de ‘Las marcas del carbón’, una novela escrita en apenas cinco meses y rescatado tras unos años en el cajón, donde duermen aún otros trabajos de esta profesora que soñaba con ser escritora.