Toledo se vacía a un ritmo diez veces menor que Cuenca

Redacción
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La provincia conquense ha perdido en los últimos años cerca del 44 por ciento de su población, mientras que la toledana solo el 4 por ciento gracias al empuje de la comarca de La Sagra.

Toledo se vacía a un ritmo diez veces menor que Cuenca - Foto: Reyes MartÁ­nez

La población de la provincia creció en más de 7.450 residentes en el último año, desde los 687.391 vecinos de 2018 hasta los 694.844 a cierre de 2019. Se trata de un aumento notable, superior al 1%, un dato similar al de Guadalajara y muy por encima de la media española. Este incremento ratifica el atractivo residencial de Toledo, sin embargo no es homogéneo en toda la provincia. Dentro de los más de 200 municipios que la integran, hay fuertes desequilibrios. La comarca de La Sagra gana población, atraída por su cercanía a la Comunidad de Madrid, y se vacían La Jara y Los Montes. 

Ello ha provocado que en los últimos años la provincia tan solo haya perdido un 4% de su población total, según recoge la ponencia de estudio para la adopción de medidas en relación con la despoblación rural en España, constituida en el seno de la Comisión de Entidades Locales del Senado.

Por contra, la provincia de Cuenca, en el mismo periodo analizado, ha perdido un 44% de su población. Es decir, Toledo se vacía a un ritmo diez veces menor que Cuenca, que pierde casi la mitad de su población.

El descenso poblacional combinado con el envejecimiento dan lugar a la desarticulación de nuestro sistema territorial. El descenso poblacional combinado con el envejecimiento dan lugar a la desarticulación de nuestro sistema territorial. - Foto: Reyes Martí­nezLas provincias de Albacete y Ciudad Real salen también mal paradas de este recuento, con pérdidas poblacionales del 27 y 30 por ciento, respectivamente.

Solo la provincia de Guadalajara se encuentra entre las que suman vecinos, un 3%, junto a otras como Málaga, Vizcaya,las Palmas,Zaragoza, valencia, Barcelona,Madrid, Castellón, Alicante, Gerona, Baleares, Álava y Tarragona. Estas cuatro últimas han experimentado aumentos poblacionales superiores al 20%.

Pese a que la provincia toledana aguanta, más bien que mal, el pulso contra la despoblación, cierto es que la realidad de la comunidad autónoma ocupa los debates en torno a este problema que debería convertirse, según los expertos en la materia, en un asunto de Estado. Aunque la provincia de Guadalajara haya ganado población, ésta se concentra exclusivamente en la capital y en las urbes próximas a la Comunidad de Madrid. La mayoría de los 288 municipios restantes ven como, poco a poco, se vacían; al igual que le sucede a la provincia de Cuenca. Ambas se concentran en lo que se denomina Serranía Celtibérica, junto a las provincias de Burgos, La Rioja, Soria, Segovia, Zaragoza, Teruel, Castellón y Valencia.

la despoblación tiene cara y lugar. El número de municipios que la componen es de 1.389 y 501.279 habitantes. Abarca un área de 69.616,09 kilómetros cuadrados y su densidad de población es de 7,20 habitantes por kilómetro cuadrado. Estas cifras la convierten en una de las zonas más despobladas de Europa. Por lo tanto, como señalan en un estudio los profesores Pilar Burillo, Pascual Rubio y Francisco Burillo, la despoblación más extrema no queda limitada solo a regiones como Laponia. También puede encontrarse en la Serranía Celtibérica, que, aunque no padece desventajas naturales tan marcadas, sí sufre otras demográficas graves y permanentes que limitan su desarrollo endógeno al actuar como limitaciones territoriales para el mismo. Estas desventajas demográficas son consecuencia de una acción continuada de demotanasia (proceso por el que debido a acciones políticas u omisión de las mismas se provoca la desaparición de la población de un territorio).

Pero en el caso de la Serranía Celtibérica se unen otros criterios de región desfavorecida, como su carácter montañoso y rural remoto. Esto reúne tres de las condiciones estipuladas en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea para los territorios que deben participar del Fondo de Cohesión en virtud de sus desventajas relativas a condicionantes geográficos, debilidades estructurales, problemas de accesibilidad y alejamiento respecto a los centros demográficos y de servicios importantes. 

Comparando la situación de la zona más extrema de Finlandia, Lappi, con otra de la Serranía Celtibérica, los montes Universales, se puede llegar a algunas conclusiones interesantes, apuntas los expertos citados. Los Montes Universales, en el trifinio entre las provincias de Cuenca, Guadalajara y Teruel, constituyen uno de los espacios transfronterizos de la Serranía Celtibérica, lo que acentúa sus debilidades para el desarrollo (lo mismo ocurre con Cameros, entre Soria y La Rioja, Sierra Demanda, entre Burgos y Soria, o Maestrazgo, entre Teruel y Castellón); con un extensión de 3.533 km2 (casi el doble que Guipúzcoa), tienen una densidad de 1,63 habitantes/km2, pero quienes viven más de la mitad del año, que es el indicador que pide la Unión Europea, la llevan a 0,98 habitantes/km2. Sin embargo, la región de Lappi, la más septentrional de Finlandia, tiene una densidad de 1,87 habitantes/km2, pero un 15,53% de su población es menor de 15 años y solo un 19,62% mayor de 64, mientras que en los Montes Universales los porcentajes son de 7,33 y 32,05, respectivamente.

Por desgracia, el envejecimiento es un indicador demográfico común a toda la Serranía Celtibérica y un proceso que se combina con el de despoblación en tanto en cuanto deriva de la misma (saldo migratorio negativo) y la realimenta (en forma de saldo natural también negativo). Pero lo importante, apuntan Pilar y Francisco Burillo y Pascual Rubio en su estudio sobre las ‘Estrategias frente a la despoblación de la Serranía Celtibérica en el marco de la política de cohesión europea 2021-2027’, son las causas que han llevado a la Serranía Celtibérica a la situación actual. A diferencia de Laponia, no son estructurales; lo demuestra el hecho de que en 1940 tuviera un censo de 971.575 habitantes, que disminuyó a 483.191 en 2015 (mientras en España, que tenía 26.015.907, han aumentado a 46.449.565 habitantes en el mismo periodo). La Serranía Celtibérica ocupa el 13% del territorio de España, pero solo censa el 1% de la población total del país. 

mucha diferencia poblacional. El descenso poblacional combinado con el envejecimiento y la creencia de un auténtico sistema urbano dan lugar a la desarticulación de su sistema territorial. Solo hay cuatro municipios (Teruel, Cuenca, Soria y Calatayud) que suman más de 20.000 habitantes (400 en España), seis municipios tienen más de 5.000 (1.300 en España) y 647 de menos de 101 (1.286 en España). El diagnóstico de esa radiografía lleva a afirmar que, en el plazo de diez años, al menos la mitad de sus 1.311 municipios están llamados a desaparecer en ausencia de acciones para impedirlo.

Serranía Celtibérica y Franja con Portugal son los únicos territorios españoles que cumplen los requisitos de ser ‘Áreas muy Escasamente Pobladas’, aunque otros sí cumplen los de ‘Áreas Escasamente Pobladas’. El reto descansa en delimitarlos de forma rigurosa, aseguran los expertos, consensuada y obedeciendo a criterios objetivos para recibir recursos del Fondo de Cohesión en el periodo 2021-2027. En definitiva, no finalistas para las comunidades autónomas de las que forman parte, aunque apuntan que esto «no será fácil de aceptar».