El impulso requerido (4-0)

J. M. Loeches
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El CD Toledo golea a un apático CD Marchamalo para coger impulso en la clasificación después de dos partidos sin ganar

El impulso requerido (4-0)

Pasó lo que tenía que pasar. Se intuía que el CD Toledo podía golear, y lo hizo. Enfrente tuvo a un Marchamalo muy apático, que apenas propuso de medio campo para adelante, y que bastante tuvo con intentar contener las infinitas llegadas, de todas las clases, que tuvo el equipo de Carlos Gómez. A ver si con este resultado los escépticos se convencen de que hay equipo para llegar al destino. Y sin que importe el cómo.

Primeros minutos insulsos. Se puede decir que el conjunto local quería controlar el partido desde la posesión, pero, en realidad, no mantuvo demasiado la pelota en los pies. Buscó balones largos a Chupi y Naranjo. El rival se quedó esperando sin ninguna prisa. ¿Por qué? Para salir con rapidez en cuanto se pudiera.

Sin embargo, todo se le complicó al CD Marchamalo en un saque de esquina. Ya lo había perseguido el Toledo con el enésimo cabezazo de Mario Gómez. Sigue sin salirle. En el minuto 13, Piochi puso el balón bien tocadito al área, y Chupi, con remate de cabeza colocado, marcó su cuarto gol de la temporada, el primero de la tarde.

El impulso requerido (4-0)El impulso requerido (4-0)Los de Ángel Sanz no cambiaron su actitud. No quisieron ir a presionar, a riesgo de sufrir los balones a la espalda de su defensa, que sí estaba adelantada. El recurso de entrar elaborando, costó algo más. No es un rito necesario. Se asuma o no. El caso es que en los siguientes minutos al gol, no hubo reacción visitante, y lo que pudo llegar es el segundo. En el minuto 27, entre Chupi y Carlos Moreno se cocinaron una entrada por la derecha que fue el preludio del 2-0. No hubo un primer remato, pero luego, Pepe Delgado volvió a meter el balón al área, y Piochi, de cabeza, la puso cerca de la escuadra, lejos de las maniobras de Jony.

Ese Marchamalo cabizbajo y triste de la primera media hora se extendió en el siguiente tramo de primera parte. A diferencia de lo anterior, al menos se desplegó un poco en ataque, aunque de forma inofensiva.

El CD Toledo tenía el encuentro completamente controlado. ¿Qué no tenía la pelota? Pues no. Pero en cuanto la recuperaba,  el peligro aparecía. Angelito llegó hasta el balcón del área, vio a Pepe Delgado desmarcado en el lado izquierdo, pero, cuando el canario quiso acomodarse la pelota al lado derecho para rematar, apareció Pablo para impedir un disparo certero. Era el 3-0. Claramente.

No necesita este Toledo mascar las jugadas para hacer daño. Se asuma o no. El caso es que la afición del Salto del Caballo se fue conforme al descanso. Como si ganar 2-0 fuera sencillo todos los días. Tiene mérito después de dos partidos sin marcar. No era lógico que se alargase en el tiempo esa sequía.

El segundo tiempo no pudo empezar peor para el Marchamalo. Una tarascada de Óscar Cabo a Ramón propició la segunda amarilla al atacante. Tenía que afrontar toda la segunda parte con un jugador más el CD Toledo. Un caminito de rosas. Aparentemente. Los verdes no se conformaron con el resultado. Y, en una internada de Luna por el costado izquierdo, su centro no lo remató nadie. Le cayó a Pepe Delgado, que estaba solo, pero el colegiado dijo que había fuera de juego en el centro previo. Ni se protestó. Cosas de ir ganando por dos goles.

El insular y Naranjo tuvieron otra oportunidad después, y Angelito, al contragolpe, intentó una vaselina bien intuida por Jony. El encuentro estaba descaradamente pensado para una goleada. De haber estado atinado, Pepe Delgado podría llevar a esas alturas un triplete. Se topó ahora con el palo, después de correr en solitario hacia el portero. El festival lo continuó Naranjo con un remate de cabeza cruzado que se perdió por centímetros.

A todo esto, Carlos Gómez había dejado fuera en el descanso a Piochi, quizás por la amarilla, para meter a Arturo. Así se aseguraba más equilibrio y no había peligro de perder un efectivo, como le había sucedido al CD Marchamalo. Los visitante agotaron sus permutas en el minuto 65, pero no eran capaces de acercarse ni por asomo a Yelco Ramos, que esta vez era un espectador más. El técnico albaceteño acabó moviendo el banquillo para la recta final con la entrada de Costa y de Abraham. Dio descanso a Naranjo y a un Pepe Delgado que se marchó aplaudido. Se pedía una versión mejorada, y la dio. Jugando en su posición, claro.

Ya había merecido el Toledo el tercero mucho antes. Al final, lo acabó metiendo el recién salido Costa, después de un centro chut de Abraham dentro del área. Solo tuvo que empujarla. Los verdes continuaron con su partidillo particular, en busca de una goleada mayor. Empezó a tener mucho la pelota Angelito. Sin un pase en condiciones o un remate acertado, el cuarto se hizo esperar.

Sin embargo, en el minuto 77, Rodri vio desmarcado a Abraham dentro del área, y en andaluz se quedó solo para cruzar la pelota y marcar. Quedaban diez minutos eternos para un Marchamalo que iba a salir bastante herido de este viaje. Pero en el Salto del Caballo siempre suceden cosas inexplicables.

No se puede catalogar de otro modo la expulsión de Rodri por forcejear y empujar a un rival. Qué necesidad, en el minuto 84 y con 4-0. Hay que pensar más en el equipo y en el siguiente partido en Albacete. La afición se dividió entre los que le aplaudieron y los que le pitaron. Con razón estos últimos.

No era necesario jugar más, pero se tenía que consumir el tiempo. Se hizo entre encontronazos absurdos y nada de descuento. Para qué.