Las líneas del Nuevo Mundo

Carmen Toribio*
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En la Colección Borbón-Lorenzana se conservan hasta seis ediciones distintas de Geograhia. Esta obra serviría de impulso para iniciar el viaje que implicaría trazar nuevas líneas de mapas donde antes solo había océano

Los mapas de Ptolomeo pueden consultarse en la Sala Juan Sánchez de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. - Foto: David Pérez

A comienzos del año 1486 tuvo lugar en Alcalá de Henares una entrevista que cambiaría el curso de la Historia y ampliaría los límites del mundo conocido. Dialogaban, por una parte, Cristóbal Colón, experto navegante, y por otra, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón y V de Castilla. Venía Colón desde la vecina Portugal donde había presentado al rey su proyecto de llegar a las Indias por el océano Atlántico, pero, además de que las demandas del navegante parecieron descabelladas, Portugal ya tenía el control de la ruta hacia el continente asiático bordeando las costas de África, por lo que la empresa fue rechazada. Tocaba ahora intentarlo en la Corona de Castilla.

Durante los años que duraron las posteriores negociaciones, Colón tenía la certeza de que su proyecto de Gran Viaje podía ser todo un éxito. Tenía audacia, experiencia en el arte de navegar, el apoyo del confesor de la reina y el conocimiento del mundo que le habían proporcionado autores como Aristóteles, Pierre d'Ailly, Marco Polo o Claudio Ptolomeo, cuya obra Geographia se había convertido en un éxito editorial en la época.

Poco podía imaginarse Ptolomeo, astrónomo, matemático y geógrafo, uno de los grandes sabios de la Antigüedad, que aquella obra concebida en la ciudad de Alejandría en el siglo II de nuestra era, aquella obra que suponía la representación del mundo conocido hasta entonces, serviría de impulso para iniciar el viaje que implicaría trazar nuevas líneas de mapas donde antes solo había océano.

En la Colección Borbón-Lorenzana se conservan hasta seis ediciones distintas de este conocido texto de Ptolomeo.En la Colección Borbón-Lorenzana se conservan hasta seis ediciones distintas de este conocido texto de Ptolomeo. - Foto: David Pérez

La Geograhia es una obra dividida en ocho libros. En el primero de ellos trata de la metodología para realizar la proyección de los mapas, en los libros que van del segundo al séptimo representa y sitúa unos 8000 lugares, y el último lo dedica a la cartografía. Si Ptolomeo realizó mapas que acompañaran al texto, no se han conservado. Lo que sí supone un gran legado del sabio griego, además de sus detalladas descripciones, es la orientación de los mapas al norte y la utilización de las líneas de longitud y latitud para situar lugares, todo un avance que todavía nos sirve hoy en día.

Antes de ser redescubierta y lanzada al mercado editorial tras la invención de la imprenta, la Geographia había estado a buen recaudo en el mundo árabe, tanto en la corte de Bagdad como en la obra de Al-Idrisi, y en Bizancio, desde donde llegó a Europa de la mano de Emmanuel Chrysoloras y Jacopo d'Angelo, que trabajaron en Florencia en los albores del siglo XIV en su traducción al latín. La primera edición impresa de la Geographia vería la luz en Vicenza en 1475, sin más adorno que la palabra de Ptolomeo, pero en las ediciones posteriores mapamundis y mapas de regiones, grabados en madera o en cobre, coloreados a mano o no, realizados según las instrucciones de Ptolomeo con su característica forma trapezoidal, fueron fieles compañeros del texto escrito en el siglo II, y convirtieron la Geographia en un recurso esencial para conocer los contornos de la tierra conocida.

En la Colección Borbón-Lorenzana se conservan hasta seis ediciones distintas de este conocido texto de Ptolomeo, todas ellas impresas entre los siglos XV y XVI.

Llama la atención una edición incunable impresa en la ciudad alemana de Ulm en 1486 por Johannes Reger. Se trata en realidad de una reimpresión de otra edición anterior con algunas mejoras. El título es Cosmographia, tal como lo tradujo Jacopo d'Angelo del griego y como se conoció a esta obra durante el siglo XV. Se compone del texto de Ptolomeo y de 32 mapas a doble página grabados en madera y coloreados a mano al igual que las iniciales al comienzo de cada capítulo. Los mapas, de Johannes Schnitzer de Armsheim, están realizados de forma muy sencilla, pero son de una gran belleza. El ejemplar está digitalizado en el repositorio Patrimonio Digital de Castilla-La Mancha

La edición de 1486 fue tomada como modelo para la edición impresa en Estrasburgo por Johannes Schottus en 1513, sin embargo, en esta se incorporan 20 nuevos mapas que hacen de ella el primer atlas moderno. Fueron grabados en madera esta vez por Martin Waldseemüller, geógrafo y cartógrafo, conocido por haber utilizado pocos años antes en su obra Cosmographiae introductio por primera vez el nombre de América para referirse al nuevo continente descubierto. En el ejemplar de la edición de 1513 que se conserva en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, los mapas están bellamente coloreados a mano y una anotación manuscrita nos habla de que el libro estuvo en manos del monje agustino Félix Alonso de Orellana que reparó y restituyó este libro a la biblioteca de su orden en el año 1699.

Tanto el ejemplar de 1486 como el de 1513 nos han llegado incompletos.

A partir de entonces, las ediciones de la Geographia de Ptolomeo, incluirán América entre sus mapas. La Geographia se convirtió en una obra de gran demanda en una época en la que el conocimiento de la Tierra fue fundamental para llevar a cabo los grandes descubrimientos geográficos y los grandes viajes marítimos. Es seguro que Colón la consultó antes de emprender el viaje hacia las Indias tal como relata su hijo Hernando Colón en la biografía que escribió sobre el gran navegante, y parece también más que probable que quienes apoyaron a Colón en la Corona de Castilla reconocieran que su empresa venía avalada por la obra del sabio griego. Quién iba a decir que los conocimientos que Ptolomeo plasmó en el siglo II fueran clave para el descubrimiento del Nuevo Mundo trece siglos después.

Los mapas de Ptolomeo pueden consultarse en la Sala Juan Sánchez de la Biblioteca de Castilla-La Mancha.

*Carmen Toribio es técnica en Bibiotecas de la Sala Juan Sáchez de la Biblioteca de Castilla-La Mancha