En Castilla-La Mancha hay un gran contraste entre dos espacios rurales, uno mayoritario que se está despoblando, sufriendo envejecimiento y abandono; y un espacio en transformación cerca de las ciudades, sobre todo en el corredor del Henares y La Sagra, donde pueblos como Bargas y Cobisa se han transformado en ciudades dormitorios. Son un espacio que se abandona y otro más pequeño que se está urbanizando.

Son algunas de las conclusiones del libro 'Un acercamiento a lo rural. Estudios geográficos de Castilla-La Mancha', coordinado por Luis Alfonso Escudero, Carmen Cañizares y Francisco Cebrián, que se presentó ayer en la Facultad de Humanidades en el seno de la III Jornadas de Turismo y Desarrollo Rural. La publicación recoge los estudios de los geógrafos de la Universidad sobre los espacios rurales de la región.

El libro, explica Escudero, se ha traducido en un acercamiento a lo rural en Castilla-La Mancha, que es enorme, centrado en la perdida de población en los espacios rurales; los espacios que se están sobreurbanizando, como La Sagra; y el turismo rural.

El profesor de Geografía explica que Castilla-La Mancha ha puesto en marcha políticas pioneras contra el problema de la despoblación, pero hay una perspectiva muy complicada «porque es un proceso estructural de toda Europa». Son medidas que intentan ayudar a la ciudadanía que vive en las zonas rurales, pero revertir la situación «es muy muy complicado».

Solo tras la pandemia hubo un pequeño repunte poblacional, pero a zonas como La Sagra. Hoy esa población se ha fijado, pero no aumenta. Por el contrario, la pandemia ha acelerado el abandono en los espacios más alejados, como Almadén.