A Feijóo se le ha encendido el semáforo naranja, y como no se tome un mínimo de tiempo para reflexionar sobre cómo abordar las próximas semanas, se le puede encender la luz roja y se van al traste las esperanzas de convertirse en presidente de gobierno.
Pedro Sánchez no ha sido nunca un adversario pequeño. Se crece ante adversidad, cuenta con un poderoso conglomerado de medios de comunicación que actúan con fidelidad total y sobre todo dispone de votantes con lealtad inamovible aunque les repugnen algunas de sus decisiones. Como ocurre también en el PP, el voto recalcitrante es la principal fuerza de los dos partidos de gobierno. Por eso Feijóo y su equipo deben andar con pies de plomo. Cualquier error será utilizado por Pedro Sánchez y sus estrategas para tratar de descalificar al candidato popular. Y si no comete error, ya se encargarán de inventarlo.
La acusación de que Feijóo no sabe cómo funcionan las relaciones internacionales, al denunciar la amistad de Sánchez con autócratas latinoamericanos, no estaba relacionada con la cumbre de Santo Domingo; pero a Feijóo y a sus portavoces les faltó la cintura necesaria para replicar con argumentos creíbles las acusaciones del presidente de gobierno. Y luego está la participación de una líder evangélica en un mitin del PP. Fue de bochorno, y no vale la justificación de que se trataba de un encuentro con latinoamericanos, donde los evangélicos son muy influyente. El problema para el PP no fue invitar a una líder evangélica a un acto del partido, sino a esa persona concreta, con modos propios de un charlatán o guru espiritual de los que aparecen en televisiones marginales.
Los partidos deben tomarse en serio sus actos, congresos y mensajes, pero en campaña electoral el cuidado debe ser extremo. En las últimas semanas el PP ha cometido errores que, si no se enmiendan, pueden tener consecuencias nefastas.
Feijóo ha hecho bien en no apoyar la reforma de pensiones, exigir más información sobre los fondos europeos y trasladar su queja a Von der Leyen, o apoyar en cambio las reformas de la ley del solo sí es sí. Pero cada una de esas decisiones necesitan más explicaciones para la gente de a pie. Reiterar que Sánchez no llama, no informa, no aclara, no sirve para nada. Lo que piden los ciudadanos que están pensando ya en su voto, son datos concretos sobre los porque sí y porque no, con ejemplos muy pedestres, que son los que mejor se entienden.
Feijóo hizo todo eso en Galicia y sumó mayorías absolutas. Probablemente, porque conoce como nadie el carácter de los gallegos, qué les preocupa y qué consideran intrascendente. En la actual campaña se echa de menos esa cualidad. O le falla el equipo electoral, o él mismo no acaba de encontrarle el punto a cómo enfocar ese recorrido por toda España. Sobran kilómetros y falta cautela. Y con Sánchez como adversario la cautela es imprescindible.