«Mandar la Guardia Real me hace sentir muy privilegiado»

Mario Gómez
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El coronel Pablo Mateo y Álvarez de Toledo acaba de asumir el mando de la Guardia Real. Por Toledo siente una «especial devoción» al ser la ciudad donde se crió y crió a sus hijos. «Me siento toledano hasta la médula», sentencia

Pablo Mateo y Álvarez de Toledo acaba de asumir el mando de la Guardia Real. - Foto: Comunicación Casa Real

Acaba de asumir el mando de la Guardia Real. Un cuerpo que conoce, pues ya lo integró anteriormente en una de sus etapas de su dilatada carrera como militar. El coronel Pablo Mateo y Álvarez de Toledo atiende a La Tribuna días antes de Navidad, justo en la vorágine que supone asentarse en su nuevo empleo donde tiene un cometido y responsabilidad directa: dar seguridad al rey.

Ha asumido hace dos meses el mando de la Guardia Real, ¿qué supone para usted?

Pues supone ver cumplida una gran ilusión. Mandar esta unidad me hace sentir muy privilegiado, sentimiento al que acompaña el inmenso honor que significa poder servir, de manera directa, a Su Majestad el Rey; aunque, como señalé en mi toma de posesión, lo que realmente importa es que al tiempo de mi cese como jefe de la Guardia Real pueda escuchar: «Misión cumplida». Con eso es suficiente.

Podría decirse aquello de que es un «viejo conocido de la Casa» pues fue capitán de la Compañía Monteros de Espinosa y teniente coronel jefe del Grupo de Honores.

Sí, soy un viejo conocido de la Casa y, por eso mismo, un perfecto sabedor de todo lo que tengo que aprender. Para mí es una gran ventaja haber estado destinado previamente en la Guardia Real, pero el puesto que ahora ocupo conlleva una responsabilidad mayor y la necesidad de una entrega y de una dedicación que requiere de otro punto de vista. Cuento con la suerte de que la unidad está muy cohesionada y de que tengo un magnífico equipo que me apoya en mi labor.

Se trata de un paso más, muy importante, en una larga y dilatada carrera al servicio de España.

Es cierto que ya voy acumulando veteranía pero aún me queda mucho que ofrecer. En cada destino encuentra uno retos nuevos y los militares estamos continuamente saliendo de nuestra esfera de confort para adaptarnos a los puestos que vamos ocupando. Claro que cuesta, pero esto te hace crecer profesional y personalmente.

Ha servido en diferentes empleos, háblenos de ellos y qué le han aportado.

De teniente estuve destinado en la Bandera de Operaciones Especiales de la Legión (Ronda); considero que allí me forjé como militar e interioricé los valores del Credo Legionario. De capitán fui profesor en la Academia de Infantería —donde aprendí la valía del ejemplo— y luego en la Guardia Real, donde me enamoré del espíritu de la unidad. En el empleo de comandante estuve en Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas y en el Cuerpo Aliado de Reacción Rápida (ARRC, por sus siglas en inglés) en el Reino Unido, destinos de estado mayor me exigieron desarrollar muchas labores de planeamiento. Como teniente coronel —tras diez años fuera de la unidad— mandé el Grupo de Honores de la Guardia Real lo que constituyó un venturoso reencuentro en el que viví experiencias profesionales increíbles. Luego vinieron dos años en el Mando de Personal del Ejército de Tierra en los que conté con el apoyo de excelentes compañeros que me ayudaron a familiarizarme con un ámbito que desconocía y, finalmente, ahora me encuentro de nuevo en la Guardia Real como su coronel jefe. Confío en que podré darme por entero y disfrutar de este destino excepcional.

 ¿Cómo empezó su vinculación con el Ejército? ¿Cuándo decidió que este era su camino?

Procedo de familia con hondas raíces castrenses que se extiende hasta la Guardia Civil. Mi padre estuvo muchos años destinado en la Academia de Infantería y por eso me considero toledano, dado que me crié en una ciudad por la que siento particular devoción. Imagino que los valores de la milicia se fueron colando en mi personalidad y con 17 años tomé la decisión de ingresar en el Ejército.

 Como soldado participó en misiones internacionales. En su haber se encuentra la antigua Yugoslavia y Líbano.

Ambas constituyen experiencias inolvidables en las que se aplican muchas de las cosas que uno va aprendiendo en su vida militar. Es un esfuerzo desde el punto de vista familiar —porque son muchos meses fuera— pero profesionalmente merece la pena y une mucho a los compañeros.

 ¿Cómo se han ido produciendo sus ascensos?

Existe una Ley de la Carrera militar que lo regula y he ido ascendiendo conforme a lo que en ella se estipula. Permanecí cuatro años en el empleo de teniente, siete en el de capitán, nueve en el de comandante —tras superar un curso de capacitación— siete en el de teniente coronel y ahora los que se determine en el de coronel. Para mí lo importante no es ascender sino aprender y disfrutar en cada empleo.

¿Cómo ha evolucionado el Ejército desde que entró?

Mucho. Cuando ingresé en las Fuerzas Armadas, en 1990, todavía existía la tropa de reemplazo y los medios militares provenían incluso de épocas anteriores. Ahora estamos integrados en el ámbito internacional, imbuidos en un proceso de digitalización y gestión por procesos y con materiales de última generación. Sin embargo, lo importante es que la esencia de la milicia es la misma: entrega en el día a día, compañerismo, búsqueda de la excelencia y mandar con el ejemplo.

Háblenos de la unidad, ¿en qué consisten sus cometidos?

Un real decreto, cuyo origen se remonta a 1988, regula nuestras funciones. Los cometidos esenciales que nos asigna son los de guardia militar, esto es, los de prestar seguridad física en las residencias oficiales de la Familia Real y palacios reales integrándonos en el Servicio de Seguridad de la Casa de Su Majestad el Rey. Rendir honores en actos militares con formaciones a pie y a caballo y con el lanzamiento de salvas como representantes de las Fuerzas Armadas ante la jefatura del Estado, lo que también incluye la rendición de honores a los mandatarios extranjeros que visitan nuestro país, así como las escoltas solemnes a caballo o con nuestras tradicionales motos.

La Guardia Real es una unidad interejércitos, es decir, que sus 1.500 militares proceden del Ejército de Tierra, de la Armada, del Ejército del Aire y del Espacio y de los Cuerpos Comunes de la Defensa, a los que hay que sumar diverso personal civil del Ministerio de Defensa.

¿Cómo se enteró de su nuevo empleo? ¿Quién se lo comunica?

En primer término fui seleccionado para formar parte de una terna que se presenta a S. M. el Rey. Cuando se me designó me lo comunicó el jefe del Cuarto Militar que es de quien depende la Guardia Real por delegación del jefe de la Casa.

Supongo que habrá hablado con S. M. el Rey Felipe VI, ¿Qué le dijo el rey tras ser elegido como jefe de la Guardia Real?, en definitiva su cometido es protegerlo.

Sí, he tenido la oportunidad de hablar con él. Me felicitó por el nuevo puesto transmitiéndome su confianza y ánimo para este cometido tan importante. Don Felipe conoce perfectamente los cometidos de su Guardia Real como parte esencial del funcionamiento de su Casa.

¿Cómo es su día a día?

Estoy todavía tomando el pulso a la unidad, pues asumí el mando el pasado 20 de octubre. Puede imaginarse la responsabilidad que supone ponerse al frente de grupo humano tan numeroso, con cometidos reales diarios de seguridad y honores y que busca la excelencia en todos ellos. No podemos ni debemos fallar. Así que empiezo temprano, apruebo la planificación y superviso la ejecución de dichas actividades y de la instrucción diaria para capacitar al nuevo personal y mantener el nivel del resto. También me integro en algunas de esas actividades —como forma de acercamiento de primera mano— para conocer mejor a mis subordinados.

Tiene 1.500 hombres a su mando, cómo organiza para dirigirlos.

Requiere de mucha dedicación pero la milicia es una institución jerarquizada y cuento con unos jefes muy capacitados en las unidades subordinadas y con un estado mayor que me apoya en el planeamiento. Eso me facilita muchísimo la labor, si no, sería imposible.

¿Tiene algún objetivo concreto durante el tiempo que esté al frente de la unidad?

Primero aprender y conocer en detalle todo lo que se me exige ya que esta unidad tiene mucha «madre», dado que está compuesta por personal con mucha experiencia y que conoce muy bien su tarea. Posteriormente, y poco a poco, quiero tratar de mejorar los aspectos de instrucción y desempeño de los cometidos, en los que siempre hay margen para la mejora.

¿Está previsto que la Guardia Real participe en algún acto o evento destacado en los próximos meses?

La Guardia Real está permanente empeñada en el desarrollo de ceremonias del máximo nivel como son la presentación de cartas credenciales de los embajadores ante S. M. el Rey, el relevo solemne en Palacio Real —todos los primeros miércoles de mes con acceso libre y gratuito— los honores a Sus Majestades los Reyes durante la celebración de la Pascua Militar o la destacada participación en los actos conmemorativos del Día de la Fiesta Nacional y también en el de las Fuerzas Armadas.

¿Cómo es Pablo Mateo cuando se quita el uniforme?

Con uniforme o sin él me considero un español más, un ciudadano de a pie. Mi vida personal y profesional siempre han estado muy ligadas. Mi padre era militar y mis mejores amigos son militares aunque, por supuesto, es una vinculación que compagino con otras aficiones y con el tiempo que dedico a mi familia.

¿Qué le gusta hacer y emplear su tiempo libre?

Como le digo, me gusta pasar todo el tiempo que puedo con mi familia y, además, me encanta hacer deporte y no perder mis buenos hábitos de lector, en especial con la novela histórica.

¿Qué le dijo su familia cuando se produjo su designación?

Me felicitaron muy efusivos, pues sabían la ilusión que me hacía volver a llevar la boina azul de la Guardia Real, ahora como su coronel jefe.

 ¿En qué ha variado su vida? (lugar de residencia, responsabilidades, tiempo libre, mayor visibilidad pública…)

Ha variado en muchas cosas. El asumir una responsabilidad como la que implica este cargo conlleva una gran dedicación. Todavía estoy recién llegado y necesito conocer muy bien la unidad y a todos sus componentes, así que me considero en fase de adaptación aunque ya ejerciendo el mando, por tanto, de momento, tengo poco tiempo libre. Me he mudado a El Pardo, así que vivo muy cerca del acuartelamiento, lo cual me facilita grandemente la tarea.

 ¿Qué vinculación guarda con Toledo?

Toda. Toledo es un lugar maravilloso y me considero toledano hasta la médula. Aunque no nací aquí, han sido tantos años viviendo y disfrutando en esta ciudad en la que me he criado y he criado a mis hijos que no la puedo olvidar. Además vengo regularmente porque aquí tengo mi familia más cercana y a muchos amigos que tienen la suerte de vivir en ella.

¿Ha recibido alguna felicitación que le haya hecho especial ilusión? (por inesperada, o por la persona que se la emitió).

Incontables, pero me han emocionado especialmente las de esos amigos que hace tiempo que no veía pero que siguen en el corazón y en momentos importantes de tu vida te acompañan o te llaman.

Como toledano y militar, ¿Qué le parece la exhumación del general Moscardó y Milans del Bosch del Alcázar de Toledo en cumplimiento de la ley de Memoria Democrática?

Como toledano y como español tengo mi opinión pero, como militar, no me corresponde entrar a valorar cuestiones de esa índole sino dedicar el 100% de mi atención a conseguir que la Guardia Real mantenga, y si es posible mejore, todas sus capacidades, tan diversas y a la vez tan determinantes para el funcionamiento diario de la Casa de Su Majestad el Rey. Es una tarea en la que no caben los errores y que exige mi plena dedicación. Se lo debo a todos los que han confiado en mí y también a mis subordinados, para quien pretendo constituir un buen ejemplo.