Jorge Jaramillo

Mi media Fanega

Jorge Jaramillo


Todo pinta mejor

18/12/2023

Las bodegas cooperativas de Castilla-La Mancha arrancan motores para preparar un mejor viaje a 2024, tras un año complejo, de atasco y de alguna destilación forzosa que obligó a aligerar algún depósito de tinto.

La situación económica, la inflación, el encarecimiento de los tipos de interés, o la paridad euro-dólar por la crisis que desató la guerra, no ayudaron a vender mejor fuera de nuestras fronteras, ni a frenar la caída del consumo que, desde marzo, agrandó más el abismo hasta que la climatología despejó los aires de especulación que acechaban a la nueva cosecha, al certificar que estábamos ante otra vendimia corta, en la práctica totalidad del planeta.

Vendimia que ha dejado una producción en Europa de las más bajas de las últimas décadas, con poco más de 150 millones de hectolitros de vino y mosto, cifras que se siguen ajustando según van aflorando las declaraciones de producción. Italia, por ejemplo, acaba de decir que tiene incluso menos de lo que ya restó en su día; ahora en torno a los 43 millones de hectolitros.

Esta actualización de datos ha reactivado el mercado, según la sectorial vitivinícola de Castilla-La Mancha que el viernes mantuvo un encuentro más en Manzanares, antes de despedir este atípico ejercicio.

En base a sus análisis internos, fermentan ahora mejores sensaciones para encarar los próximos meses porque hay una mejora de precios para el vino, sobre todo blanco, cuyo tirón sigue marcando el rumbo de la comercialización.

Los tintos siguen teniendo algún problema más de ventas, especialmente en Francia -así de caprichoso es el consumidor- pero va por calidades. Aunque lo más importante es que en general, parece que las bodegas de la región han diversificado a tiempo el total de sus elaboraciones. Según la sectorial, habrían producido más mosto otro campaña más, cuando el total se acercó a los 5 millones de hectolitros en el conjunto nacional, aprovechando las oportunidades que se divisan. También creen que se ha hecho más vino rosado.

Con estas variables, y viendo también -algunos analistas- los supuestos primeros destellos o señales de una cierta recuperación de los mercados globales, todo pinta mejor. Al menos, la decisión del Banco Central Europeo de no subir más los tipos de interés, la mejor paridad monetaria en favor del euro, o la bajada del petróleo, podría ser el mejor terreno para programar la salidas de los principales stock vitivinícolas, según vaya respondiendo la distribución, la restauración y desde luego la economía doméstica y familiar.