Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Ayuso y su lado bueno de la historia

18/03/2021

Desde que Donald Trump dejó de ser presidente, las audiencias de los medios estadounidenses han caído un veinte por ciento. En estos momentos en que las grandes corporaciones han hecho de la información mercancía destacada del ‘show business’ tener cada día en las pantallas a un bocazas como él ha sido muy rentable. ¡Dónde va a parar su verborrea con la del anodino Biden! En España, quienes manejan esos mismos cotarros lo saben bien, por eso Isabel Díaz Ayuso se ha convertido en mirlo blanco a quien mimar, concederle los ‘prime time’ matinales y hacerla musa de los telediarios de la noche. Su descarada desinhibición es oro molido, aunque a veces sus palabras vayan impregnadas de nociva cicuta.
En el frenesí de declaraciones tras la convocatoria de elecciones en Madrid, le ha dicho a Ana Rosa Quintana que «si te llaman fascista es que estás en el lado bueno de la historia». La verdad es que yo, aspirando a encontrarme en ese privilegiado lugar, me sentiría fatal si me asignasen tal calificativo. Porque aunque semejante ‘caramelo’ se nos ofrezca envuelto con el papel más florido, nadie debe olvidar que fascismo es autoritarismo, populismo, racismo, xenofobia, nacionalismo, fanatismo, intolerancia, caudillismo y culto al líder, apuesta por la violencia como forma de resolver las diferencias, supremacismo, fomento del pensamiento divisionista, totalitarismo, connivencia con grupos ultra o paramilitares, desconfianza hacia el sistema democrático,… Si este es el sitio guay por dónde transitar, chungo se nos presenta el panorama.
No hace falta mirar muy lejos para encontrar indeseables ejemplos de cuanto mal ha hecho esta ideología en el último siglo. Por eso, la afirmación de Ayuso, dicha entre risas y bromas, es perversa, porque conlleva la frivolización del concepto, normalizándolo e introduciendo el subliminal mensaje de que si te tildan así es que vas por el buen camino y eres de fiar. Pero si transiges en aceptar que te llamen fascista, quizás en poco tiempo también comiences comportarte como tal. Por eso, ante la tesitura planteada por la presidenta madrileña para situarnos en lugar tan oscuro, yo prefiero alinearme con aquello a que nos invitaban los Monty Python tras ser crucificado el atolondrado Brian. Así es que, compongan los labios, miren siempre el lado brillante de la vida y silben.