CCOO recuerda a Ceferina Galán, su primera abogada laboralista

Redacción
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El domingo 23 de julio falleció Ceferina Galán Mora, precursora, impulsora y piedra angular sobre la que el sindicato comenzó a construir su Asesoría Jurídica y fue también uno de los puntales sobre los que se construyó el propio sindicato

Imagen de Ceferina Galán Mora.

El  pasado domingo 23 de julio falleció Ceferina Galán Mora, 'Cefe', la primera (y primer) laboralista de CCOO-Toledo; maestra y referente de cuantos vinieron después.

Federico Pérez, secretario general de CCOO deToledo; Juan José Muñoz, coordinador de las asesorías jurídicas de CCOO-Toledo y CCOO-Castilla-La Mancha y el presidente de la Fundación de Estudios Sociales de CCOO-CLM, Antonio Arrogante, han querido recordarla con este obituario.

Ceferina fue la precursora, la impulsora y la piedra angular sobre la que el sindicato comenzó a construir su Asesoría Jurídica y fue también uno de los puntales sobre los que se construyó el propio sindicato. Pero primero, se tuvo que construir a sí misma.

Llegó a Toledo de muy joven, 'a servir' en una casa pudiente. No cabía en aquel entonces otro destino laboral y vital para una humilde chica de Menasalbas. Pero ella, por la noche estudiaba.

Cuando el 27 de abril de 1977 se legalizaron los sindicatos en España, Cefe se había sacado el título de Graduado Social, que la habilitaba para intervenir ante la jurisdicción social en defensa de los derechos de los trabajadores.

Para entonces, también tenía ya trayectoria como militante clandestina en CCOO. Además de un firme compromiso sindical y sociopolítico.

Mientras Chema Díaz Ropero, Juan Arroyo, El Manchego…, se ocupaban de organizar, dirigir y extender las CCOO de Toledo; Ceferina se encargó del asesoramiento jurídico poniendo sus conocimientos de la legislación laboral y social al servicio de los trabajadores. «No firméis nada hasta que lo vea 'La Cefe'». «Dile que pida cita con 'La Cefe'».

Cuando el 14 de marzo de 1980 se aprobó el primer Estatuto de los Trabajadores, ella ya había ganado para ellos muchísimas demandas con las Ordenanzas laborales del franquismo.

Los atendía en una carbonería de Pozo Amargo donde sólo había una silla y un botijo. Y mucho hollín en el techo y las paredes. Los trabajadores exponían su asunto de pie, ella les escuchaba sentada en la silla y tomaba nota y armaba el caso; y tiznaba aún más el habitáculo con el humo de sus sempiternos cigarrillos negros.

Tampoco dejó nunca de transmitir su aliento a las compañeras y compañeros laboralistas que con el pasar de los años se iban sumando a la asesoría jurídica del sindicato. Ceferina los guiaba,  instruía y aconsejaba; pero también, y sobre todo, les impregnaba con su ética, sus principios, su ideología.

Esa impronta suya, el compromiso con la Justicia Social, fue el cimiento y el armazón de la Asesoría Jurídica de CCOO de Toledo y sigue siendo su seña de identidad.

Su influjo fue aún más allá; recorría los pasillos del sindicato, penetraba en los despachos y en las salas de reuniones, se hacía presente en la toma de decisiones: «¿Esto lo sabe Cefe?, ¿qué opina ella?».

Así, sin hacerse notar nunca, pero sí sentir siempre, Ceferina ha ganado pleitos y derechos para decenas de miles de trabajadores y trabajadoras de la provincia y ha estado detrás de todos los avances laborales y sociales impulsados durante el último medio siglo por el que es hoy el mayor sindicato y la mayor organización social de Toledo.

Su actitud vital, su ideología de izquierda, su compromiso de clase, la entronca con sus compañeros del despacho de Atocha 55, con las abogadas y abogados defensores de los encausados por el TOP, con los cientos de abogados y abogadas laboralistas que todos los días asumen la causa de los débiles.

Ceferina murió el 23-J, pero después de votar en las elecciones generales. Las flores que enviaron sus familiares, amigos y compañeras están ahora en los monumentos de los patios 31 y 42 del cementerio de Toledo, en honor de las personas asesinadas por la dictadura franquista. Compromiso hasta el último aliento; y aún después.

Ceferina tuvo una vida plena, un marido que la amó, unas hijas maravillosas, dos nietas y dos nietos de los que pudo disfrutar y a los que queremos decirles que su abuela fue una gran persona, una enorme sindicalista, una maestra de laboralistas; una mujer admirable que, con humildad, tenacidad y esfuerzo, se hizo a sí misma para poder ayudar a los demás. Su legado es impagable, su ejemplo, imperecedero.

«Hay personas que luchan un día y son buenas.

Hay otras que luchan un año y son mejores.

Hay quienes luchan muchos años y son muy buenas.

Pero las hay que luchan toda la vida.

Esas son las imprescindibles»