Palomarejos resucita pese a la falta de los apoyos prometidos

Galán
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El traslado del hospital al Polígono auguraba un futuro dramático, pero nuevas ideas de negocio en los comercios tradicionales o la vida universitaria reflotan un barrio en el que siguen sin llegan los planes de revitalización

La imagen del barrio es distinta a la de hace un año. Los comercios se reinventan para no echar en falta a su clientela. - Foto: Yolanda Lancha

Van camino de cumplirse dos años desde que se realizó el traslado del Virgen de la Salud al Hospital Universitario de Toledo. Un movimiento que, pese a estar decidido desde años anteriores, dejó a un barrio sin su principal fuente de actividad diaria. Palomarejos pasó de ser uno de los barrios con mayor comercio local de la ciudad a ver como los negocios de toda la vida echaban el cierre.

Llegó la campaña electoral y con ella se agolparon los anuncios sobre inversiones y planes de revitalización para un barrio que seguía teniendo ORA sin coches estacionados. La mirada al futuro era cuanto menos dramática. Sin embargo, en cuestión de un año, la situación está dando la vuelta a la tortilla. La apuesta universitaria por un barrio cercano al campus toledano es un atractivo para los jóvenes que vienen de fuera. Eso, unido al ingenio de ciertos comerciantes que han usado su local de toda la vida para dotarlo de un nuevo uso acorde a las circunstancias actuales, han hecho que Palomarejos esté recuperando su pulso.

En este nuevo escenario, existen actores que rechazan los comentarios acerca de un barrio abandonado porque su clientela sigue siendo la misma. La peluquería 'Estrella y Mario', ubicada en la calle Valencia, es uno de estos casos. Mario Santamaría, como uno de los socios, cuenta a La Tribuna que «el barrio está muy vivo», asegurando que la universidad les da mucho movimiento con clientes de todas las edades en su negocio, más mayores durante las mañanas y más jóvenes por las tardes. Pero más allá de ese detalle que también aprecia en otros comercios vecinos, Mario Santamaría rechaza los comentarios pesimistas del barrio porque día a día observa niños jugando en los parques y «un barómetro claro: que los supermercados del barrio están llenos».

Las cafeterías son un ejemplo de que el barrio funciona, acumulan clientes cada mañana.Las cafeterías son un ejemplo de que el barrio funciona, acumulan clientes cada mañana. - Foto: Yolanda LanchaAdemás, el gerente de esta peluquería cree que la «mala fama» que se ha generado ha debido influir en los precios de la vivienda, porque ahora «cada vez se ven más familias nuevas». En este sentido, entra en juego Luis Miguel Manzano, de 'Línea Joven', una empresa de amueblamiento situada en la misma calle. Este no comparte tanto la teoría de que el precio de la vivienda en el barrio haya bajado, sino que «la gente sigue prefiriendo vivir en Toledo, antes que en un pueblo cercano, por eso Palomarejos nunca va a morir».

Manzano cree que la actividad del barrio la están sosteniendo los comercios privados, pero cree que es fundamental para que la situación sea aún mejor «que las políticas públicas acierten con el uso que le den al Virgen de la Salud». En lo que respecta a su negocio, Luis Miguel reconoce pérdidas puntuales fruto de los usuarios del hospital que se paraban al ver su escaparate, pero señala que lleva 32 años en esta ubicación conservando la misma clientela.

Casos más llamativos y que defienden el futuro del barrio son los emprendedores. Es el caso de Álvaro de Diego, empresario hostelero que se ha decidido a abrir 'Galiana. La terraza de Palomarejos' en la plaza de Cataluña. En poco más de dos semanas con el nuevo negocio se muestra seguro y confiado de que el proyecto va a funcionar. «El barrio está en auge por mucho que digan, va a ser sede de inversiones futuras, tenemos centros deportivos y podemos coser la ciudad entre Santa Teresa y Buenavista». Álvaro de Diego lo ve claro, la ubicación no puede ser más céntrica, «sólo hay que apostar por ella».

El barrio es objeto de emprendimiento, como es el caso de ‘Galiana. La terraza de Palomarejos’. El barrio es objeto de emprendimiento, como es el caso de ‘Galiana. La terraza de Palomarejos’. - Foto: Yolanda LanchaPalomarejos también está encontrando numerosos locales que llevaban operando años en el mismo lugar pero que han dado una vuelta a su negocio. Miguel Ángel López ha convertido el conocido bar 'Ávila' por la cafetería 'Komo'. Tras el cierre del hospital decidió hacer una reforma en el local, pasando de dar comidas diarias a desayunos «mucho más innovadores». Sólo abriendo por las mañanas, la cafetería-pastelería de la calle Galicia no da abasto en el horario matinal, «con los clientes del barrio y con jóvnes que acuden a la llamada de nuestras redes sociales».

Un caso parecido vive ahora lo que era la cafetería 'Triplex', que después de echar el cierre por los motivos desglosados anteriormente, también ha vuelto a abrir con un nombre más que toledano: 'Cabalito'. El barrio está resucitando y en la calle se aprecia. Falta que las instituciones cumplan su palabra.