Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Dentro de lo posible

26/07/2023

Todo aquello que es imposible puede permitirnos albergar esperanza. Pero, de aquello que es plausible, no hay mayor error que olvidar esa parte de la quiniela que, mal que nos pese, podía llegar a pasar.
Ya ha pasado la vorágine infinita de elecciones. Digo yo, que a partir de ahora, se podían dedicar a gestionar lo común y dejarse de escaparates y de subastas al mejor postor. A partir de ahora a trabajar, ya está bien de malgastar y de malvender nuestro precioso tiempo.
¿Va a cambiar nuestro panorama a partir de ahora? Yo creo que sí. Lo más probable es que vayamos a peor. No sólo por lo económico, sino, también por lo social. La convivencia ha entrado en un estado ácrata general. A la gente le importa un bledo, en realidad, si al de al lado le va bien o mal. El personalismo, el individualismo, el egoísmo y la egolatría se han zampado, de un tiempo a esta parte aquello de la solidaridad, el amor al prójimo y el compartir por el bien común.
La gente tiene un importante hartazgo de un sistema que parece que es participativo, pero sólo beneficia a los 3 que están en sintonía con Sánchez y su caterva.
Las personas normales ya hemos llegado a un punto en el que no sabemos estar en esta sociedad. Nos meten con pala todo lo relacionado con la discriminación positiva de minorías cuyos derechos quieren ser puestos por encima de los demás.
Las personas medianamente normales queremos que nos dejen trabajar sin que algún intelectualoide se digne a girar su despechada mirada y nos fulmine con un Tweet amenazante sobre las posibilidades de ser acusados de cometer 'normalidad' en una sociedad sospechosamente anormal.
Queremos poder llegar a fin de mes sin tener que subvencionar al maleante que nos impide pasear por las calles de nuestras ciudades sin sentirnos acosados, atemorizados e incluso perseguidos. Queremos salir a la calle con la sana sensación de que volveremos enteros y podamos entrar de nuevo a casa sin que se haya colado algún okupa jeta.
Queremos que se cumplan las leyes, tanto para los de abajo, como para los de arriba y el que la haga, que la pague. Raro ¿verdad? Pues entra dentro de lo posible.