El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, firmaba el 21 de junio el documento que acredita la ilegalidad del tribunal que juzgó a Cirilo Rodríguez Loarte y condenó a muerte a este alcalde de San Bartolomé de las Abiertas durante la Guerra Civil. Fue fusilado el 18 de diciembre de 1941. Se trata de una declaración de reconocimiento y reparación personal, junto con la de su esposa, Hilaria Rodríguez Horcajuelo, también del pequeño municipio de la comarca de La Jara. La mujer salió de la cárcel y tuvo que tirar hacia adelante sola con sus cinco hijos.
Con estas declaraciones en su poder, la única hija viva del matrimonio, de 89 años, ocho nietos, un bisnieto y un tataranieto, junto con más allegados, visitaron el día 24 de junio el Ayuntamiento de San Bartolomé de las Abiertas y firmaron en el libro de honor.
De esta manera, la familia Rodríguez recupera el vínculo con este municipio jareño de 500 empadronados. «Sabíamos que a mi abuelo lo habían fusilado tras la Guerra, pero por miedo y por dolor, la familia no hablaba, por esconder ese dolor», reflexiona Pilar Carretero, nieta del alcalde de San Bartolomé de las Abiertas por un periodo breve, entre mayo y finales de 1938.
La memoria viva del alcalde Cirilo RodríguezDe hecho, la familia no sabía con certeza si Cirilo ejerció como alcalde de San Bartolomé de las Abiertas. Hasta que la hija de Pilar dio con un documento con la firma de su familiar como regidor del municipio jareño.
Pilar viajó a San Bartolomé de las Abiertas el día 24 con familiares como su hermano Juan José o su primo Luis Ángel Rojas. La familia se había desplazado antes a Talavera para visitar la fosa común donde están los restos de Cirilo Rodríguez Loarte. Allí, los descendientes colocaron una placa de recuerdo de su antepasado, nacido en San Bartolomé de las Abiertas el 9 de julio de 1899. «Fusilado por la represión franquista por jornalero y defender la República. Los descendientes restituiremos tu honor», reza la lámina de mármol.
Meses antes, Pilar, de 67 años, y su hermano, de 62, visitaron por primera vez el camposanto talaverano. Era noviembre. «No paró de llover. Y tuve la sensación de necesitar flotar para no pisar el suelo», señala Pilar sobre sus emociones aquel día señalado.
La Asociación Manuel Azaña va a emprender la primera investigación sobre la fosa común del cementerio municipal de Talavera, que alberga los restos de los represaliados por el franquismo durante la guerra civil y la posguerra. El inicio de lo que se presenta como una primera fase de los trabajos será posible gracias a una subvención de 8.000 euros concedida por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática.
Esta asociación ha efectuado un proyecto similar en Toledo para cuantificar, identificar y ubicar en el cementerio de la capital a los fusilados republicanos represaliados por el franquismo, además de una iniciativa sobre la fosa común deTembleque. En el caso de Toledo, el estudio estima provisionalmente que hay 1.787 víctimas del franquismo enterradas en su cementerio, de las que 783 están todavía sin identificar.
Precisamente, la familia de Cirilo Rodríguez Loarte pertenece a esta asociación talaverana para intentar rescatar los restos de quien fue alcalde de San Bartolomé de las Abiertas. Entre sus objetivos también, la tala de los cipreses que perjudican la conservación de los restos.