El próximo semestre de presidencia rotatoria de la Unión Europea que coordinará España y que arranca oficialmente este sábado, será importante para definir el rumbo de la agricultura y la ganadería europeas. Aunque no tanto porque se vaya a escribir una nueva hoja de ruta -que teóricamente está prevista en la última y contestada PAC hasta 2027- sino porque algunos proyectos legislativos se revisarán en estos meses como el nuevo reglamento de uso sostenible de fitosanitarios.
El horizonte de elecciones al Parlamento en 2024 podría ser, sin embargo, un punto de inflexión tras este período de trabajo, según sea el resultado de dichos comicios, aunque la propia Política Agraria ya recoge en su reforma los tiempos de chequeo para reorientar decisiones que hayan tenido mal encaje.
Así por ejemplo, la industria hortofrutícola de España, Italia, Francia y Portugal, representada en un comité mixto en el que se trabaja de forma colegiada para coordinar determinadas acciones ante las instituciones, ha decidido en la última reunión celebrada en Roma, insistir ante la Comisión en que aporte informes que acrediten la necesidad o la oportunidad de reducir sustancias para combatir plagas y enfermedades, si al mismo tiempo hay que intensificar las producciones ante una población creciente. El propio COPA-COGECA viene insistiendo también en lo mismo.
De esta manera, los ajeros españoles de Castilla -La Mancha, Castilla y León y Andalucía, expusieron en este encuentro los peligros de no contar con alternativas químicas suficientes para gestionar las principales amenazas que merman los cultivos y que pueden dar al traste -cada campaña- con los rendimientos, si no se curan bien las plantas. En este sentido, Europa no ha ofrecido todavía una respuesta a esta inquietud sabiendo que despojar de herramientas fitosanitarias al sector es condenarle al abandono, o como poco, a una posición de desventaja frente al exterior, mucho más en un contexto de crisis económica como la que se ha derivado ahora con la guerra de Rusia.
La revisión de la normativa de bienestar, y especialmente la del transporte de animales vivos por carretera, reduciendo tiempos de viaje, densidades y temperaturas, sitúa también a varias cabañas ganaderas de gran movilidad intracomunitaria, en una complicada situación. El sector teme que el encarecimiento de los costes les saque del mercado.
Y es ahí donde algunas organizaciones reclaman también una reflexión profunda de estos objetivos, al menos mientras no se exijan condiciones similares a países terceros en los acuerdos preferenciales que firma Europa. Veremos, por ejemplo, en qué punto arranca el aparcado MERCOSUR.
Asimismo, la ampliación del cupo de importación de carne de cordero para un país como Nueva Zelanda, ha encendido también las alarmas entre los ganaderos y los operadores, ahora que España se ha convertido, desde el Brexit, en el principal productor de Europa tras la salida de Reino Unido. El grupo de ovino y caprino del COPA-COGECA que preside ahora otro español, Raúl Muñiz, también jefe de la interprofesional española INTEROVIC, se ha puesto ya manos a la obra.
Pero no hay que obviar que el adelanto electoral en España, pese a que el anfitrión de la rotatoria europea haya minimizado sus consecuencias, irrumpe en un momento estratégico. Porque según sea el resultado, así podrá ejecutarse parte de la agenda. Es evidente que si el actual Ejecutivo se mantuviese tras el 23 de julio, quedarían varias semanas, descontando agosto, hasta que se componga un nuevo gabinete, más allá de la hipotética continuidad de algún Ministerio, según fueran tambienlas supuestas alianzas. Y si el resultado cambiara el signo político, -miremos la complejidad de algunos acuerdos y coaliciones en los nuevos gobiernos autonómicos-, nos ponemos en un caso y en otro, en algo más de medio semestre prácticamente consumido.
Las organizaciones agrarias -sin embargo - quieren aprovechar el carácter técnico de muchos de los encuentros agendados, para intentar avanzar al margen de toda la programación electoral, la presente, y la del año que viene.