La investigación que suscita el hallazgo de una nota de suicidio es el punto de partida de Toledo en llamas, la primera novela de Carlos Muñoz que descorcha una trilogía cuyo escenario principal será Toledo y que se situará en los años recientes. La obra, publicada por la editorial Ledoria, se presentó en la tarde del pasado viernes en el canal Facebook de la librería Hojablanca. Las relaciones de poder, la investigación periodística y las pesquisas policiales son los ingredientes principales de un texto salpicado de rostros conocidos de la vida política, empresarial y social en la ciudad. «Todos son personajes reales y actuales que se van a reconocer», explica el escritor.

Toledo en llamas se desarrolla en 2014. Ese año se desata una oleada de atentados terroristas en la capital regional. «Todo es una absoluta locura», cuenta Muñoz. «Hay muertes, hay violencia extrema». Antes de que el pánico irrumpa en la ciudad, un periodista y empresario -tras el que se esconde el propio autor- ha encontrado una carta de despedida en el pequeño hotel rural Las Gacelas situado en la sierra de Madrid.  A través de su búsqueda de respuestas, y tras «el encuentro con un policía también toledano», el protagonista principal se convertirá en el testigo de una trama en la que el terror, lejos de tener una motivación política, sirve de cortina de humo para tapar otros intereses.

Muñoz teje una trama verosímil, probable y contemporánea en la que la ficción se envuelve de la realidad reconocible de sus protagonistas secundarios. La vida pública de Toledo, el pequeño ajetreo que llena páginas de periódicos locales  y minutos de desconexión en las emisoras de radio forman el paisaje humano de una obra que cuestiona qué motiva las acciones de cada persona. Los que se acerquen a la primera porción de un tríptico cuya segunda parte verá la luz a finales de este año (Muñoz tiene casi concluida la tercera y última etapa) encontrarán un retrato aproximado de la ciudad en los últimos años: existen los protagonistas, aunque su desempeño diste de ser el narrado, y resulta creíble la concatenación de suspenses, el pavor del terror indiscriminado y los miedos que proyectan el gran poder.