Un tramo final de sufrimiento para la Caridad

Galán
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El Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Caridad llegaron a Santa Leocadia pasadas la medianoche, pero no llegaron en el mismo estado. Los cargadores de la Virgen sufrieron más de lo habitual hasta llegar a la Iglesia

Los precedentes del año pasado ya hacían intuir que iba a ser una jornada difícil. Hace un año la Virgen de la Caridad se quedó sin salir por falta de cargadores. Y en esta ocasión salió pero costó culminar el recorrido. 
 

Pasada la medianoche, el Cristo de la Misericordia llegó a Santa Leocadia de una manera insólita. Lo hizo al menos diez minutos antes que la Virgen de la Caridad, que no podía acelerar su ritmo por la fatiga de sus cargadores. Un hecho que hizo que el Cristo de la Misericordia -con un nuevo manto de flores de color granate- entrara a la Iglesia sin la solemnidad de la banda de música, que iba todavía detrás de la Virgen.

Una vez dentro de la Iglesia y el Cristo de la Misericordia aposentado en su lugar, dio tiempo a que los cargadores salieran de Santa Leocadia y partieran en la búsqueda de la Caridad. No sirvió de nada, porque estos negaron los relevos para acabar lo que habían empezado, la travesía de la Virgen desde sus hombros.

Un tramo final de sufrimiento para la CaridadUn tramo final de sufrimiento para la Caridad

Despacio, la Virgen de la Caridad acabó culminando su recorrido. El rostro de sufrimiento se convirtió en cara de alivio cuando la imagen pasó el portal desde sus brazos, al pecho y de vuelta a los hombros. Y ahora sí. La banda musical entonó el himno nacional para finiquitar un tramo final que bien se puede considerar un viacrucis. 
 

Un tramo final de sufrimiento para la Caridad
Un tramo final de sufrimiento para la Caridad

Con o sin sufrimiento, con mayor o menor coordinación, la cofradía llegó a casa y celebró un nuevo éxito, porque no todas tienen que pasar en dos ocasiones por unos accesos de tanta dificultad. Como gritan los fieles en la puerta de la Iglesia... «¡Viva el Cristo de la Misericordia! ¡Viva la Virgen de la Caridad! Y ¡Vivan los costaleros!»

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