No hay niños menores de cinco años en ocho pueblos toledanos

Á. de la Paz
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En 44 municipios de la provincia se contabilizan menos de una veintena de niños cuyas edades comprenden desde los 0 hasta los 9 años. La escasez de población infantil y el éxodo juvenil dificultan un remplazo generacional cada vez más improbable

No hay niños menores de cinco años en ocho pueblos toledanos - Foto: Manu Reino

Los censos municipales de Domingo Pérez, La Estrella, Illán de Vacas, Navalmoralejo, Paredes de Escalona, Robledo del Mazo, Sartajada y Villarejo de Montalbán no incluyen a ningún menor de cinco años. En estas ocho localidades de la provincia, ubicadas mayoritariamente en el cuadrante occidental del territorio, la despoblación se materializa a través de la pérdida de los residentes de más baja edad. La estructura demográfica de estas localidades contiene dos realidades: tienen un número de habitantes muy bajo y entre sus pobladores abundan las personas encuadradas dentro de la tercera edad.

De los ocho municipios sin niños con menos de cinco años el de mayor tamaño es Domingo Pérez, con 306 habitantes según la última revisión elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, Robledo del Mazo (249 habitantes), La Estrella (194), Paredes de Escalona (122) y Sartajada (107) superan el centenar de moradores. Sin embargo, la ausencia de menores en sus primeros años de vida compromete el futuro de estos pueblos situados en el espacio rural toledano. La falta de bebés, además, lastra la capacidad de estos ayuntamientos para la captación de recursos y dificulta la instalación de nuevas familias.

El envejecimiento de la población es una realidad en el conjunto de España, aunque en la provincia de Toledo se observa una realidad que contraría este patrón (en la zona norte, fronteriza con Madrid, hay una proporción de niños muy elevada) y otra, la de los municipios señalados, que la confirma. Los municipios sin apenas población escolar tienden a estar ubicados lejos de las principales vías de comunicación terrestre y alejados asimismo de otras localidades de referencia comarcal. 

Además, hay un importante grupo de pueblos, un total de 44 entidades locales, que no contabilizan más de una veintena de menores de 9 años en sus padrones. La situación en estos lugares no es mucho más favorable: la escasa presencia infantil testimonia el difícil horizonte que deberá afrontar una parte notable de la provincia. Entre los 0 y los 9 años de edad no hay ningún menor en La Estrella, Illán de Vacas y Navalmoralejo; sólo hay un niño en Robledo del Mazo y Villarejo de Montalbán; dos en Hontanar y Paredes de Escalona; tres en Puerto de San Vicente y Retamoso de la Jara; cuatro en Aldea en Cabo, Domingo Pérez y Sartajada; cinco en Sotillo de las Palomas; seis en Caleruela, Marjaliza, Nuño Gómez, Torrecilla de la Jara y Las Ventas de San Julián; siete en Marrupe; ocho en Buenaventura, Cabezamesada, Montesclaros y Torralba de Oropesa; y nueve en Casasbuenas y Herreruela de Oropesa. En otros 19 municipios más de la provincia hay entre diez y 19 menores de edad.

La influencia creciente de las narrativas sobre la España vacía han disparado el interés político y mediático sobre una problemática que afecta principalmente a aquella parte de la sociedad que habita en estos emplazamientos. La pérdida de población, por un éxodo continuado de sus residentes, y la edad cada más longeva de quienes resisten restan atractivo y potencial a estas áreas. Diferentes asociaciones vecinales y culturales tratan de trasladar los problemas puntuales de cada enclave. Algunas de estas entidades se han constituido en plataformas políticas o agrupaciones de electores - y han concurrido a los comicios del pasado 28 de mayo- para intentar influir positivamente en el devenir de sus municipios. El temor por la pérdida de servicios públicos -o por una disminución de la calidad de los mismos- es el argumento principal de una parte del territorio que no quiere condenar a los suyos a ser ciudadanos de segunda.