Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Nuevas técnicas genómicas para un sistema alimentario sostenible

06/07/2023

Los postulados de la estrategia europea para la consecución de un sistema alimentario sostenible cuentan con muchos estudios que tratan de evaluar y cuantificar su efecto sobre el sistema agroalimentario de la UE. En general, empleando diferentes metodologías y distintos enfoques, coinciden en que, alcanzar los objetivos previstos para hacer frente a los retos medioambientales y climáticos, supondrá un significativo descenso de la producción agrícola y ganadera, con el consecuente efecto en los ingresos de los productores, en el abastecimiento del mercado y en el precio de los alimentos.
De hecho, la propia Comisión Europea, a través de su Centro Común de Investigación (JRC), analizó en 2021 las posibles consecuencias de la reducción del uso de antimicrobianos, plaguicidas y fertilizantes, la extensión de la agricultura ecológica y la recuperación de la biodiversidad en el paisaje agrario, modelizando esa ambición climática y medioambiental mediante el modelo CAPRI (Common Agricultural Policy Regionalised Impact Modelling System). Un modelo diseñado específicamente para analizar los efectos a medio plazo de las medidas de política agraria de la UE que advertía -a falta de incluir medidas como las dedicadas a evitar el desperdicio de alimentos o a la adopción de dietas más sostenibles que el modelo no captura- de la pérdida de capacidad productiva agraria de la UE y de que nuestra potencial reducción de emisiones no equilibraría las que generen terceros, puesto que tendrán que ser nuestros proveedores para paliar nuestra pérdida de producción, aunque no cumplan nuestros requisitos medioambientales.
Si para la producción de alimentos los recursos productivos, en particular el agua y la superficie agraria útil, son de por sí limitados, en este contexto, de mayores restricciones y limitaciones ambientales y climáticas, lo son aún más. En términos económicos en este escenario de escasez, la Frontera de Posibilidades de Producción (FPP) solo se desplazará hacia la derecha para aumentar la capacidad de producción y equilibrarse con la demanda, si se interviene mediante la ciencia, la tecnología y la técnica en los sistemas de producción agrarios. Algo así como cuando la revolución tecnológica agraria decimonónica hizo fracasar las predicciones de Malthus, acabando con la amenaza que habría supuesto la progresión lineal de la producción de alimentos frente a la geométrica de la población. Falló en su previsión porque con ciencia, tecnología y técnica se logró obtener de los recursos escasos mayor producción de alimentos.
Por eso, esta semana que se prevé que la Comisión Europea presente entre sus propuestas legislativas una destinada a las nuevas técnicas genómicas, se espera que, finalmente, sea posible que los productos obtenidos tanto con técnicas de mutagénesis como cisgénesis -que modifican el genoma, pero no introducen ADN exógeno- dejen de ser considerados organismos modificados genéticamente (OGM) y puedan producirse y comercializarse en la UE. Estas técnicas de edición genética permitirían por ejemplo obtener variedades resistentes a las plagas, lo que supondría reducir el uso de plaguicidas sin arriesgar el rendimiento de las cosechas. O conseguir cultivar plantas que tengan menores necesidades de agua y de nutrientes, lo que mejoraría la eficiencia de los recursos naturales y la conservación de los ecosistemas.