A perro flaco todo son pulgas. La Asociación de Vecinos Azumel, y por ende el Poblado Obrero, se han quedado ya sin exposición del Corpus, se van a quedar sin fiestas este año, es posible que peligre su subvención del próximo. Pero lo que es peor, se han quedado sin sede vecinal en la plaza de la Calera; todo ello por una decisión ajena que se cansaron de avisar que estaba equivocada. El nuevo equipo de Gobierno ha tomado conocimiento de lo ocurrido y el concejal de Participación, Juan José Alcalde, ha criticado que esta actuación y la de la plaza de España «son una muestra más de la nefasta gestión por parte del PSOE, que dejó Tolón a medias y sin acabar cuando perdió la alcaldía sin importarle la ciudad ni los toledanos». Y apuntó que está trabajando con los técnicos municipales para aportar una solución rápida y eficaz.

Todo ello por la obra municipal sobre la sede vecinal, también de titularidad municipal. El inmueble presenta un claro peligro, con una pared totalmente vencida y apuntalada, que cada día va cediendo más, además de otras muchas fisuras en los demás lienzos. La Asociación parece tristemente convencida de que un día de estos, antes o después, y a pesar del apuntalamiento, la pared terminará cediendo, y con ella, caerá todo el inmueble.

Hasta ahora, era la propia Asociación de Vecinos la que se estaba encargando de las obras de remodelación de su sede. Filomena y Dana dañaron mucho el techo de la antigua construcción. De forma que el pasado 20 de octubre, Azumel pidió permiso en el Consejo de Participación para arreglarlo. Sin embargo, en el transcurso de la reunión surgió el argumento de que si el Ayuntamiento está arreglando todas las sedes vecinales (por ejemplo la de La Candelaria más recientemente), tendría que hacerse cargo también de esta obra, que no implicaba mucho coste. El acuerdo fue que se ejecutara a través de los Presupuestos Participativos. La Asociación presentó la propuesta de reparación y así se aprobó.

Un obra municipal quiebra las paredes de la sede de AzumelY ahí empezaron los problemas, apunta el presidente vecinal, José Rodríguez Barrasa. Una vez todo aprobado, apunta, el arquitecto municipal, Juan José Gómez-Luengo, les presentó un proyecto, que se adjudicó a una empresa por valor de 39.106,92 euros. La Asociación se opuso frontalmente, dado que entendía que la obra se podía hacer por 23.994,3 euros, como consta en el presupuesto de la persona que les había hecho otras intervenciones. Más allá de quince mil euros, la diferencia entre ambos proyectos, apunta Rodríguez Barrasa, es que el proyecto municipal metía vigas de hierro y encofrado de hormigón y el vecinal llevaba vigas de madera y panel sandwich bajo las tejas, «con lo que el peso era mínimo».

El presidente vecinal repitió entonces hasta la extenuación que las casas del Poblado carecían de cimientos, con lo que no pueden soportar un gran peso. Pero la obra municipal se basaba en un informe técnico y desde el Ayuntamiento le trataron de convencer de que se ejecutara su proyecto. Así lo intentó en varias ocasiones con el anterior responsable de Participación, Juan José Pérez del Pino, acompañado de Gómez-Luengo y otros técnicos. Incluso la propia Tolón y su concejal de Urbanismo, José Pablo Sabrido, insistieron en esta obra.

Quiebra. A la postre, y a pesar de la oposición vecinal, se ejecutó el proyecto municipal, basado en un estudio técnico. Barrasa apunta que incluso se han quitado las vigas antiguas y se metieron otras más grandes, con hormigón. El resultado ha sido «rajas por todos sitios».

Un obra municipal quiebra las paredes de la sede de AzumelEl peso del nuevo tejado, a falta todavía de tejas, empezó a resquebrajar al estructura. La pared este se ha desprendido de los laterales, y a pesar del apuntalamiento de los bomberos, continúa separándose, con une enorme grieta que, surgiendo del tejado, llega ya hasta el suelo y crece cada día. Los laterales presentan más grietas también y en la pared oeste se están produciendo fisuras en torno a las ventanas.

El resultado es que desde hace tres meses la Asociación de  Vecinos no puede entrar a su sede por el peligro de derrumbe. Eso ha impedido que la Asociación de Vecinos pudiera llevar a cabo la exposición de fotografías antiguas previstas para el Corpus, dado que las fotografías están en su sede. Y el barrio se ha quedado sin fiestas. Para más inri, la Asociación no va a poder gastarse la subvención de este año, con lo que teme que podría tener problemas para la del próximo.

Rodríguez Barrasa espera que el nuevo equipo de Gobierno municipal pueda encontrar una solución a todos estos problemas. Ya el 12 de junio solicitó en el registro municipal una reunión con los concejales de Participación Ciudadana y Urbanismo, además de los técnicos responsables. Un encuentro que por fin se concretó esta semana en la propia plaza de la Calera, en un encuentro donde pudo trasladar estos problemas a Alcalde y Loreto Molina, edil de Obras.

Un obra municipal quiebra las paredes de la sede de AzumelAl tiempo denuncia Barrasa que ha tratado de hablar con el arquitecto municipal y, se lamenta, no lo ha recibido, «subí a hablar con él y tuve que hacerlo a través de una interlocutora, yo en una salita, le decía lo que quería a la secretaria, que se lo decía a él y él se lo decía a la chica y la chica a mí, hasta que me cansé y me largué, no estoy para soportar esta humillación».

Mientras tanto, la Asociación se ha percatado de que se está filtrando el agua de lluvia al interior del local, con lo que desconoce cómo estará todo en el interior. De momento, una televisión que sacaron los bomberos ya está estropeada. Por suerte los talleres de zumba y pintura se pueden hacer en instalaciones prestadas del colegio, que también ha guardado algunas fotografías de la antigua exposición.  Además, la Dirección del centro se ha ofrecido a guardar lo que la Asociación pueda sacar de su sede. Para entrar, debería hacerse previa inspección de los bomberos, para ver si se puede entrar a sacar cosas. Ellos también se han ofrecido.

Tras consultar a dos reconocidos arquitectos, estos le han comunicado a la Asociación que, en vista del estado del inmueble, quizás lo mejor sea demolerlo y volver a levantarlo. La otra opción sería poner unas vigas, pero los cimientos seguirán siendo los mismos, y se puede repetir el problema.

La Asociación y el barrio se han sentido perjudicados, sin posibilidad de denunciar o buscar soluciones por su cuenta ante los problemas de unas instalaciones que no son suyas, sino que están cedidas.