«Los cortometrajes tienen muchas ventajas porque eres libre»

M.G
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Fernando Bonelli, guionista y director de cine, ha participado en las X Jornadas de Cine y Educación ligadas al Festival CiBRA. Su último corto, titulado 'Me llamabas septiembre' está cosechando un gran éxito.

El director Fernando Bonelli - Foto: David Pérez

Quizá el nombre de Fernando Bonelli no es tan conocido en el ámbito cinematográfico como los de directores consolidados desde hace muchos años, pero sí estamos acostumbrados a verle, con su larga melena y barbas como señas de identidad, recogiendo premios por sus cortometrajes y entre bambalinas como director de la producción artística del Teatro Español. Fernando no para y en su cabeza bullen distintos proyectos con buenas perspectivas que saldrán adelante «si tienen que salir», como él mismo dice con la calma de quien sabe que el dinero manda en el cine.

No es la primera vez que participas en el Festival del Cine y la Palabra (CiBRA), pero esta vez has formado parte de una mesa redonda, dentro de las Jornadas de Cine y Educación, que ha debatido sobre el valor del cine. ¿Qué ves cuando te acercas a la gran pantalla?

En el cine tienes un lugar de escape y un lugar en el que puedes ampliar tu mirada, eso es lo que yo encuentro en las salas. Intento ir todos los fines de semana a una o dos películas y encuentro un lugar mío, compartido con mucha gente, pero lo haces tuyo con tu butaca y una pantalla gigantesca que no vas a tener en casa. Es un lugar donde soñar y donde nacen un montón de ideas nuevas. 

Si nos referimos al ámbito educativo, lo cierto es que sigue faltando cultura audiovisual y digital en las aulas. ¿Cómo se pueden poner los alumnos más en línea con el cine?

Nosotros ahora estamos con un cortometraje que está circulando por muchos colegios e institutos y les está gustando mucho, aunque lo cierto es que están acostumbrados a contenidos muchos más breves.

También es verdad que ahora con los móviles, los chavales saben muchas más cosas de las que yo sabía a su edad, cómo colocar una cámara o un móvil para que la imagen funcione mejor, y cómo transmitir. Lo que necesitan quizá es contenido creativo, que también lo tendrían si estiraran un poco más la cuerda, pero no podemos decir tampoco que no lo tengan porque también hacen sus propios vídeos y disponen de redes sociales donde crean cosas nuevas que llamen la atención de sus seguidores. Tienen oportunidades y mucha más capacidad que la que teníamos nosotros en otra época en la que no teníamos tantas herramientas.

Comentas que los jóvenes en estos momentos demandan contenidos muy cortos, que incluso el cortometraje lo ven largo. ¿Es una problema o una oportunidad?

No es ni un problema ni una oportunidad, más bien una realidad. Los contenidos que vemos en las redes sociales son cortos, duran segundos y tienen el contenido que necesitan. Y si pasan del minuto, probablemente no les interese. De hecho, los formatos de Instagram y demás están capados al minuto. Por otro lado, tenemos las plataformas y los jóvenes entran a degüello con las series y es algo fantástico, pero están acostumbrados a contenidos muy cortos. No es necesariamente malo. 

Llevamos años escuchando a expertos y docentes hablar de la necesidad de que el sistema educativo mejore y se adentre en la cultura audiovisual. En Francia o Italia se destinan muchos millones al lenguaje audiovisual en los centros educativos. ¿Necesitamos avanzar en esta línea?

Todo lo que sea inversión económica en educación siempre va a ser necesaria y poca, porque es algo imprescindible. Lo que hacemos cuando vamos a institutos y demás es flipante y ahí el corto funciona muy bien porque dura menos que una clase y te da la opción de charlar con los chavales. De ahí sacamos y sacan mucha información, amplían sus miras y encuentran a dónde ir. Y es muy bonito lo que se hace desde CiBRA llevando el cine a las aulas para darles a los chavales una herramienta que educa desde un lugar complementario. 

Estás recibiendo bastantes premios ligados a tu último corto 'Me llamabas septiembre', como el Psicurt hace unos días, con el tema de la salud mental de fondo. ¿Cómo surgió el proyecto?

Todos los cortos que ruedo tienen algo que ver con el amor y la comunicación y el proyecto surge de ahí. Me parecía bonito hablar de la importancia de las segundas oportunidades y de que equivocarse no es malo necesariamente siempre que aprendas a partir del error. Fue empezar a escribir y a componer y surgió. 

Podrías considerarte algo así como un hombre orquesta porque escribes, diriges, haces música, combinas el cine con la dirección de la producción artística del Teatro Español... ¿Ser tan polifacético complica o facilita a la hora de lanzarse a un proyecto?

Es una gran ventaja, pero lo más importante es tener un equipo alrededor. Puedo soñar o escribir todo lo que quiera, pero sin ellos no se puede. Por ejemplo, no sé música, tarareo melodías, con lo que necesito sentarme al lado de un profesional que sí sabe para ponerlo en pie. Y me pasa lo mismo con el corto, sé lo que quiero ver, pero no sé si sabría yo solo llevarlo a la pantalla. Tengo un equipo fantástico que tiene escucha, porque lo más importante es la comunicación, y cada uno tiene su campo de creación. Y les dejo porque saben mucho más que yo. 

¿Estás de acuerdo con eso que se dice que en un corto uno pide mucho a su equipo y después da poco por el tema económico?

Es como en cualquier trabajo. Si al equipo le haces uno, va a ir a saco con tu proyecto. Si el equipo cree en el corto o el largo que estás haciendo, se implica. Pero también ocurre si el proyecto es una serie que tenga mucho dinero. Si no están motivados con la serie, no sumarán y se notará porque perderá frescura. 

¿Están los cortos suficientemente reconocidos en la industria cinematográfica? Al final, el público no está muy acostumbrado a disfrutarlos por falta de proyección.

El corto está en un momento fantástico a nivel de calidad, pero no a nivel de visibilidad, pero ocurre lo mismo con las películas. Yo debería decir que los cortos no tienen visibilidad, pero también le ocurre a los largometrajes porque llegan muy poquitos, muchos se quedan en el camino y otros ni siquiera nacen. 

También los cortos tienen muchas ventajas, haces lo que quieres, cómo quieres y desde el lugar que quieres, en definitiva, eres libre, pero en una serie, por ejemplo, estás limitado por una cadena, por el hecho de que el protagonista tiene que ser uno u otro en concreto, y no eres libre. El corto está en un lugar maravilloso porque hay muchos festivales donde sí hay mucho público que agradece ver cinco cortos seguidos, cada uno con una temática distinta, y aprende mucho. Aun así, todo lo que sea visual necesita más visibilidad, pero al igual que el teatro o la danza. La cultura necesita más apoyo, sin duda. 

¿Para cuándo un largometraje?

Los largos son complicados porque llevan un presupuesto. Los cortos me los puedo pagar yo y tengo mi grupito alrededor y nos lo pagamos, pero un largo exige un millón o millón y medio de euros mínimo y no puedo reunir esa cantidad. 

¿Y no ayuda el hecho de ser conocido en la industria, tener premios y ser una figura ligada al teatro?

No. A mí tampoco me conoce nadie en el fondo. Necesitas tener la mirada de la gente que tenga capacidad económica y estudiar en qué condiciones quieren entrar a jugar, más que nada porque si 'Paquito' tiene que ser el protagonista y tú no lo ves o sientes que no es la historia que quieres contar el tema se complica. Lo que tenga que llegar, llegará. 

¿Tienes el largo ya en la cabeza?

Sí, por supuesto. Hay un largo escrito y estoy con otro que vamos a intentar levantar. Es pequeñito e intentaremos hacer un largo barato y comedido para que alguien pueda entrar a jugar y nos pueda ayudar. Estamos en ello y si tiene que llegar, llegará.