Javier del Castillo

Javier del Castillo


¡Calienta Page!

07/11/2023

La humillación tiene que tener un límite. El futuro de nuestro país – que no el de Sánchez – está por encima del voto de siete diputados independentistas. El dinero de los españoles no está para agrandar la brecha interterritorial, ni para premiar a quienes peor han gestionado nuestras cuentas públicas en Cataluña. El gobierno de España no puede aceptar el chantaje de una minoría. 
Sin embargo, los ciudadanos estamos asistiendo a una rendición en toda regla. Es muy difícil digerir que un delincuente, fugado de la justicia y con causas pendientes, pueda marcar la agenda de nuestro Estado democrático. Los mismos que se pronunciaron hace apenas unos meses contra de la amnistía, intentan ahora convencernos de todo lo contrario.  Y los mismos que gritaban «España nos roba» celebran ahora el giro que se está produciendo para que sean precisamente ellos los que nos roben al resto.
Ante esta situación, sólo algunas voces socialistas sensatas han levantado la voz. Apenas una minoría ha dejado de aplaudir a Sánchez. Sólo Emiliano García-Page ha sido capaz de calificar de humillación las pretensiones de Puigdemont, mientras todavía se escucha de fondo el eco de los aplausos en el Comité Federal.
Los socialistas que llaman desleal y traidor a Page, en su mayoría, piensan en privado igual que el presidente castellano-manchego. El expresidente extremeño, si no recuerdo mal, iba a dejar la política en cuanto viera el más mínimo asomo de concesiones y favores a quienes promovieron un golpe de Estado. Pues bien, Fernández Vara, siguiendo la máxima de Sánchez, hace ahora de la necesidad virtud y aplaude los acuerdos con Puigdemont. 
A los ciudadanos extremeños – especialmente a los viajan en tren – no creo que les convenza su argumento: los independentistas – dice Vara – quieren ahora hacer posible un futuro común. Por lo tanto, es posible que hasta contemplen, en este nuevo caminar de la mano con el resto de los españoles la mejora de los servicios públicos en Extremadura.
Aunque prefiera seguir calentando en la banda y no acabe de rematar la jugada, Page dice al menos lo que piensa - lo que pensamos una mayoría de ciudadanos - y no lo que le gustaría a Sánchez que pensara y dijera. 
Pero, la política cada vez se parece más a una comedia de enredo y los engaños están a la vuelta de la esquina. Mientras tanto, los ocho diputados socialistas de Castilla-La Mancha piensan, pero callan.  Se limitan a acatar las órdenes que les llegan desde más arriba. 
Así que va siendo hora de que Page se desprenda del chándal, pida un congreso extraordinario y salte al terreno de juego para intentar que las aguas vuelvan a su cauce. En definitiva, para acabar de una vez con esta bochornosa deriva.