Durante nueve días los usuarios de las líneas 72, 71 y 42 del transporte público toledano han cambiado la habitual frecuencia de estos autobuses por un servicio a demanda que daba respuesta a sus solicitudes acudiendo a la ubicación requerida por ellos mismos. Una vez finalizado ese período de prueba, el área de Movilidad del Gobierno local ha tomado las correspondientes conclusiones al respecto. Pese a que informa sobre las mismas de una manera satisfactoria, la aplicación conocida como 'Busme' no se implantará en el modelo actual del transporte urbano, al menos, de momento. Tampoco está descartado, ya que todos los datos recogidos durante esta prueba servirán para tomar una decisión futura con la reforma del servicio de autobuses que pretende llevar a cabo el equipo de Gobierno.
El concejal de Movilidad y Transporte, Ignacio Jiménez, evaluó este lunes la prueba como un ejercicio que ha reducido el número de autobuses vacíos en tránsito, por lo que «es más eficiente», pero recalcó que hay algunos aspectos que debe mejorar. El principal escollo que se ha encontrado esta aplicación de bus a demanda es la brecha digital entre generaciones. Jiménez explicó que «los jóvenes están encantados», acumulando numerosas solicitudes para implantar el servicio en otras líneas. Sin embargo, el edil señaló que en la mediana edad ya les iba costando acostumbrarse a este método, mientras que la gente mayor no ha terminado de adaptarse.
Ante esta situación, Ignacio Jiménez ha planteado la posibilidad de que si en el futuro vuelven a implantar este método de transporte urbano, Unauto aporte un número de teléfono para que la gente mayor pueda solicitar el servicio a demanda sin necesidad de usar la aplicación móvil.
Los datos obtenidos durante la prueba responden a 1.217 descargas de la aplicación, 1.966 kilómetros recorridos durante estos nueve días y 659 viajeros entre las tres líneas. De igual modo se han contabilizado 462 rechazos a solicitudes desde la aplicación, «la mayoría causados por personas que reclamaron en más de una ocasión el mismo viaje, lo que debe ser otro aspecto a mejorar», señaló Ignacio Jiménez. Asimismo, el concejal popular apuntó que el promedio de la duración del viaje ha sido de 17 minutos y que se han reducido las frecuencias, lo que responde al objetivo inicial del proyecto, que era reducir los kilómetros de un servicio que acumulaba varios trayectos al día sin usuarios a bordo si no había demanda. De hecho, el responsable de Movilidad señaló que la media de usuarios de estas líneas apenas ha variado, «unos cinco o diez viajeros menos».
En definitiva, esta prueba servirá de embrión para futuros cambios que quizás lleguen con la misma fórmula a otras líneas. Ignacio Jiménez abrió la puerta a aplicar el servicio a demanda en las líneas Búho de las tres o las cuatro de la madrugada. Sea como fuere, éste destacó que de volver a implantarse el 'Busme' «nunca será para sustituir a las frecuencias habituales en horas punta, sino en horas valle».