Carolina Sánchez

Macguffin

Carolina Sánchez


Realidad virtual para descubrir el patrimonio

07/11/2023

Hace unos días revisité la Villa Romana de Carranque. A la hora de coger las entradas online me encontré con la grata sorpresa de que la red de Parques Arqueológicos de Castilla-La Mancha ha añadido a su oferta experiencias de realidad virtual y de realidad aumentada. Todo esto por el módico precio de cero euros, porque, según me comentaron, la entrada a estos parques sigue siendo gratuita, al menos hasta este 31 de diciembre.
Reconozco que no iba con grandes expectativas. Disfrutar de una visita guiada y de una sesión de realidad virtual gratis, después de haber pagado una media de 20-25 euros por persona en experiencias similares con mayor o menor acierto, no me daba muchas garantías. Afortunadamente, una vez más me tuve que comer los prejuicios. En primer lugar, la visita guiada por el personal del parque fue maravillosa, totalmente adaptada al público infantil (gracias Rocío) y de gran calidad. Y la realidad virtual -me chivan que la ha diseñado la misma gente del Lux Greco- de las mejores que he probado. Ya voy avisando: antes de que acabe el año me verán por Recópolis y por Segóbriga con mi prole.     
Se preguntará el lector a qué vienen estos dos párrafos, más propios de una reseña turística que de una columna de opinión. Tranquilidad, de momento no vuelvo a los lares de escribir para guías (aunque nunca se sabe), lo que pasa es que todo esto me llevó a hacer una reflexión sobre el patrimonio. En concreto, sobre cómo dar a conocer nuestro patrimonio.
En los últimos meses, por cuestiones que no toca detallar aquí, estoy inmersa en esto de saber qué es el patrimonio, para qué sirve y qué podemos hacer por él y, propuestas como la que vi el otro día en Carranque, me parecen el camino a seguir. Eso sí, con peros, con muchos peros.
Sé que hay expertos que rehuyen de este tipo de programas, pero creo que son un perfecto complemento para disfrutar de una visita cultural, especialmente cuando te acompañan niños o adolescentes. El patrimonio solo se respeta si se conoce y este tipo de iniciativas sirven para acercar a todos los públicos la historia y la huella que ha dejado en nosotros. (Apunte: mejor ver la realidad virtual primero y, después, hacer la visita guiada).
En la misma línea de utilidad sitúo la herramienta de la realidad aumentada (básicamente, ver a través de una aplicación en el móvil el alzado idealizado de un edificio). Y es que, el problema de muchos yacimientos es precisamente ese, que no se ve a simple vista lo que allí hubo. Lamentablemente, los ciudadanos del siglo XXI somos un poco Santo Tomás, solo creemos en lo que vemos, por lo que el patrimonio arqueológico termina siendo 'las piedras esas que han parado este proyecto tan importante para la ciudad' (esta frase, o similar, la hemos oído todos ¿o no?).
Aquí en Toledo esta realidad aumentada podría ayudar a poner en valor dos maravillas patrimoniales que hoy están totalmente maltratadas: el circo romano y la Vega Baja. Seguro que ver cómo pudo ser la Toledo romana o esa capital del reino visigodo ayudaría mucho a que los toledanos no viviéramos tan de espaldas a estas maravillas patrimoniales que nos regala nuestra ciudad. Y estos son tan solo dos ejemplos de los mil que se podrían poner.
Ahora tocan los peros (ya he dicho que hay varios). Después de visitar Carranque busqué en internet información sobre este programa. Es cierto que me encontré alguna noticia sobre el tema, pero me considero una persona medianamente informada y, de esto, no me había llegado 'impacto' alguno. Falta, por tanto, promoción (o, al menos, una mejor promoción). De nada servirá lo hecho si los destinatarios potenciales no se enteran de que existe.
Y falta también mucha inversión en estos recintos. Me explico: creo que se está tendiendo más a la cantidad que a la calidad. ¿Para qué tener una docena de Parques Arqueológicos abiertos si solo sirven para visitarlos una vez? ¿Por qué no aprovechamos lo que ya tenemos para ir un poco más allá? Se puede hacer de todo: espectáculos (como el teatro en Segóbriga), talleres para familias todos los fines de semana, exposiciones, conferencias, campamentos… Hay mil y una posibilidades para llenar de vida nuestro patrimonio, solo se necesita un poco de voluntad política y dinero. La pregunta es de dónde sacamos este dinero. No me importaría pagar entrada por algo así. Se verá.