Las plazas más singulares y bellas de Castilla-La Mancha

La Tribuna
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Una propuesta viajera invita a recorrer estos conjuntos monumentales, algunos grandiosos, otros más sobrios y cargados de historia, pero todos repletos de encanto

Imagen panorámica de la emblemática Plaza Mayor de Chinchilla de Montearagón, hoy denominada Plaza de la Mancha. - Foto: @turismo de castilla la mancha | David Blázquez

Siempre han sido el punto de encuentro, el epicentro de la vida pública: el ágora griega, el foro romano, el zoco musulmán… la plaza, las plazas. Donde encontrarse, donde reunirse, donde vender y comprar, donde transitar para llegar al destino, donde festejar, o donde simplemente ver la vida pasar. Aquí presentamos sólo una pequeña selección de algunas de las más singulares de Castilla-La Mancha, porque cada una de las plazas de los más de 900 municipios de esta región es  bonita y cada una de ellas tiene muchas historias que contar.

Comenzamos por la Plaza Mayor de Sigüenza, donde en el siglo XV el cardenal Mendoza decidió derribar un lienzo de la muralla para crear un nuevo espacio diáfano frente a la catedral, donde celebrar el mercado semanal. Y así nació una de las plazas castellanas más bellas. De estructura rectangular y estilo renacentista, en uno de sus extremos se levantó una galería porticada  para guarecerse los días de lluvia. Cuentan los lugareños que unos americanos quisieron comprar esta plaza para llevársela piedra a piedra a Estados Unidos... no es de extrañar.

La Plaza del Trigo, también denominada Plaza del Mercado o de Don Bruno Pascual Ruilópez, es el corazón de Atienza. Su arquitectura la convierte en una de las más bellas plazas de la región. Las casas que la conforman reflejan la arquitectura propia de la villa, con fachadas enfoscadas de cal, con las vigas y los pilares vistos, todas con soportales.

Vista de la Plaza Mayor de Atienza. Vista de la Plaza Mayor de Atienza. - Foto: @Turismo de Castilla La Mancha | David BlázquezCamilo José Cela en su  'Viaje a la Alcarria' nos narra «a la mañana siguiente, cuando el viajero se asomó? a la Plaza de la Hora, y entró, de verdad y para su uso, en Pastrana, la primera sensación que tuvo fue la de encontrarse en una ciudad medieval, en una gran ciudad medieval. La de la Hora es una plaza cuadrada, grande, despejada, con mucho aire». Así es la plaza de la Hora de Pastrana: un gran espacio cuadrado de 150 metros por cada lado, donde al norte se encuentra la fachada renacentista del Palacio Ducal, proyectado por Alonso de Covarrubias.

Adentrándonos ya en la provincia de Cuenca llegamos a San Clemente para descubrir la Plaza Mayor, que está dominada por la porticada Casa Consistorial renacentista, sin duda el edificio más representativo y que contiene el Museo de obra gráfica de la Fundación Antonio Pérez.

La Plaza Mayor de Beteta, propia ya de construcciones de la Serranía, muestra el gusto por balcones y soportales sostenidos por columnas, que enmarcan el Ayuntamiento. 

La Plaza del Infante Don Juan Manuel de Alarcón está presidida por arcos y soportales, aquí se encuentran el Ayuntamiento y la iglesia de San Juan, edificio románico y templo desacralizado que alberga el Centro de Arte de Alarcón Jesús Mateo.

La Plaza Mayor de Chinchilla de Montearagón, en la provincia de Albacete, es un espacio configurado arquitectónicamente en el siglo XVIII, de planta rectangular, y rodeado  por los contrafuertes, ábside y torre de la iglesia de Santa María del Salvador; el Casino en su lado sur, con galería acristalada, sustentada por columnas, y junto a él la torre del reloj.  Presidiendo la plaza está el Ayuntamiento, con su fachada barroca y el medallón de Carlos III.

La monumental Plaza Mayor de Alcaraz, también en la provincia albacetense, se abre sobre el saliente de la plazuela de la Trinidad; está presidida por dos torres renacentistas, la de la iglesia y la del Tardón, ambas obras del genial arquitecto del Renacimiento Andrés de Vandelvira, aquí nacido. La  arquería de la plaza sustenta el Ayuntamiento, la Lonja y la Regatería.

 Sin salir de Albacete nos vamos a Tarazona de la Mancha, para visitar su plaza de forma  rectangular y con balcones volados de madera. En una esquina se encuentra grabado un escudo del Papa Inocencio XI y en el centro hay una fuente de principios del siglo XX.

En la provincia de Ciudad Real, la Plaza Mayor de Valdepeñas está formada por edificios porticados de fachada blanca y azul añil en tres de sus lados. En el centro encontramos la fuente también de principios del siglo XX, donde destaca una prensa de vino, no puede faltar en Valdepeñas alusión al vino por doquier, rodeada de ángeles y del pez Tritón.

La Plaza de España es el centro de Tomelloso, en ella se encuentra el Ayuntamiento, la Oficina de Turismo y la Posada de los Portales. En su fachada pueden apreciarse las galerías de balaustres torneados. 

San Carlos del Valle presume de una bella y singular plaza empedrada, rectangular y con balcones voladizos de madera, cuyo protagonismo lo cobra la iglesia barroca del Santísimo Cristo del Valle: un inmenso cubo al que se superponen cuatro torres y una enorme cúpula. 

Por su parte, la Plaza Mayor de Ocaña, declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1981, es de traza barroca y se comenzó a construir en 1777 por orden de Carlos III. Su planta es la de un rectángulo casi cuadrado.

La Plaza Mayor de Orgaz es un ejemplo típico de plaza toledana con soportales, de los cuales perviven una parte, dado que la plaza sufrió reformas importantes en los siglos XVII y XVIII. Frente a la Iglesia, en la cara este de la plaza, se sitúa el antiguo Hospital de San Lorenzo. 

Y una de la más pintorescas es la de Tembleque, emblema del barroco popular del XVII, que sigue el esquema de los corrales de comedias.

Quedan muchas plazas por citar:  Puerto Lápice, Almagro… tantas y tantas que habrá que seguir viajando por Castilla-La Mancha para descubrirlas durante este otoño.

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