Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Pedrito, el de Velada

11/12/2019

Pedrito, el de Velada, es uno de los bandoleros más famosos de las Tierras de Talavera en el siglo XIX. Natural de Velada, se curtió desde muy joven, siendo casi un niño, de ahí el apelativo, con la cuadrilla de Cristino e Indalecio que, durante muchos años, trajo en jaque a toda la comarca desde su pueblo hasta la Sierra de Gredos con toda suerte de desmanes, actos violentos, robos y crímenes. Apresado, con parte de la partida, fue condenado a veintidós años de cadena que cumplía en trabajos forzados en el presidio de Torrelaguna, Madrid, donde los convictos trabajaban en la construcción de un túnel en el canal de La Parra, inicio del que luego sería el Canal de Isabel II.
Una noche de principios de julio de 1860 se fuga y se refugia, de nuevo, en los montes y dehesas que rodean Velada. Toda la comarca entra en alarma, se asegura que se ha asociado con algunos bandoleros de la Vera de Plasencia para renovar sus fechorías y tomar cumplida venganza con todos aquellos que habían contribuido a su captura. Aunque en la prensa aparece como responsable de algunos asaltos, lo cierto es que son bulos, no se produce ningún acto violento de su mano. 
El 21 de agosto de 1860 aparecen publicados en La Época, periódico de Madrid, párrafos de una carta que envía el propio fugitivo, en la que asegura que, en efecto, se halla acogido al refugio de los montes de su pueblo, pero que está arrepentido de sus extravíos y que no ha molestado a ningún vecino de la comarca ni a ningún viajero y que ha dirigido por conducto del gobernador de Toledo una reverente misiva manifestándole  a la Reina Isabel que el motivo de su evasión lo produjo el “estado deplorable de su salud por hallarse dañado del pecho y no poder soportar el duro trabajo del presidio; que acudió al director de él pidiendo que  lo rebajase del trabajo para curarse, y como no fue atendido, apeló al único recurso que le quedaba”, la fuga.
Añade que vive en el monte únicamente de la caridad de los que quieren socorrerle, sin hacer daño a nadie y que “fiado en el bondadoso corazón de S. M. impetra su indulto” con las condiciones que quiera imponerle, prometiendo su cumplimiento y su enmienda. 
Se abre un debate muy interesante en toda la prensa nacional sobre el asunto. Unos a favor del indulto y otros en contra, hasta que el 13 de octubre de 1860 Pedrito, el de Velada, es abatido por la patrulla de la Guardia Civil que lo perseguía.