La viruela deja la ganadería ovina en el dato más bajo en años

Hilario L. Muñoz / La Tribuna
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El último censo del Ministerio refleja que Castilla-La Mancha tiene 2,5 millones de ovejas y cabras, la cifra más baja del último lustro. Supone una pérdida de 150.000 cabezas en un año

La viruela deja la ganadería ovina en el dato más bajo en años - Foto: Rueda Villaverde

La viruela ovina y caprina tuvo un efecto notable en la cabaña ganadera de Castilla-La Mancha, con la mayor pérdida de ovejas dejando la cifra más baja del último lustro. Así lo indican las cifras del Ministerio de Agricultura al cierre del año pasado, donde no solo cae la cifra de ovejas, sino también la de los otros animales afectados por la enfermedad, las cabras. La suma del ganado ovino y caprino se encuentra en la región justo por encima de los 2,5 millones de cabezas. En concreto son 2.211.215 cabezas de oveja y 320.243 de cabras. La enfermedad llegó el pasado invierno afectando a explotaciones de la provincia de Cuenca, extendiéndose después a Ciudad Real y ampliando restricciones a Albacete y Toledo. Las últimas limitaciones no se levantaron hasta otoño.  

«Hay una situación económica a la baja y con perjuicio para los ganaderos que han sufrido las consecuencias, directamente e indirectamente, de la viruela», explicó el vicepresidente de Asaja Castilla-La Mancha, Florencio Rodríguez, que también es secretario general de esta organización agraria en Ciudad Real, la provincia que tiene más cabezas de ovino, doblando prácticamente el dato de Albacete o Toledo. Recordó que su perjuicio no se debe solo por los animales que han muerto, o que se han tenido que sacrificar, sino a las explotaciones ganaderas, que se han resentido por las restricciones en el movimiento del ganado. Todo ello ha implicado una «devaluación económica» para las empresas, que se ha sumado a un aumento de costes, «al no poder operar con ellos, venderlos, o comercializarlos».

En cifras, al cierre del año pasado hay 150.000 cabezas menos de ovejas y cabras en la región, lo que supone una caída del 5,7 por ciento en comparación con las que había en 2022. A nivel regional hubo un descenso también importante, pero no tan grande como el del año pasado, cuando en 2021 se perdieron alrededor de 90.000 cabezas.  . 

En ovino se han perdido 114.832 cabezas en tan solo un año, lo que supone una caída de casi un 5 por ciento. Han bajado de 2,3 millones a 2,2. En el caso del ganado caprino la reducción ha sido prácticamente de 40.000 cabezas, bajando de las 360.351 que había en 2022 a las 320.253 de 2023. Supone una reducción del 11 por ciento.

«Necesitamos un plan integral de la ganadería española», indicó Rodríguez, porque no se trata solo de enfermedades o inclemencias meteorológicas. Hay un aumento de «costes añadidos que tiene el mantenimiento de las explotaciones ganaderas», en alimentación o sanitarios, que luego no se reflejan en la venta de productos. 

Las 114.832 ovejas pérdidas se reparten en 32.376 corderos menos, una reducción del número de sementales en 1.620 cabezas y en el caso de las hembras, una pérdida de 80.836 ejemplares, de las cuales más de 45.000 estaban dedicadas para el ordeño, lo que apunta a que si ya el año pasado hubo dificultades para alcanzar la cuota de leche que demanda el mercado, esta situación se podría mantener en 2024. A fecha de noviembre, cuando se publica el censo anual del Ministerio de Agricultura, hay 847.727.

«Hay un diferencial significativo y es que el comportamiento en el ovino de leche no ha seguido la misma trayectoria que el de carne», apunta Rodríguez. En este sentido, recordó, que la producción de leche se ha resentido y «ha supuesto que haya más demanda que oferta, por lo que los precios de la leche tienden al alza». «Sin embargo, en carne ha sido al revés. Las explotaciones cárnicas han sufrido una devaluación», indicó Rodríguez.