El seguro agrario y «la nueva realidad climática»

La Tribuna
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Asaja denuncia que el alto precio de las pólizas y unas indemnizaciones inferiores a los daños reales condicionan el aseguramiento de las cosechas

El seguro agrario y «la nueva realidad climática»

Asaja Toledo va a solicitar la declaración de zona catastrófica para que se contemplen los daños sufridos en producciones agrícolas en los municipios de Toledo afectados por la DANA de los días 2 y 3 de septiembre, uniéndose así a las solicitudes que realicen los ayuntamientos por destrozos en infraestructuras y viviendas.

Aunque hay agricultores que todavía no han podido entrar en sus parcelas, se empiezan a cuantificar los daños. A la luz de estos datos, Asaja Toledo espera que tanto la Administración central como la regional estén a la altura y lleguen a los agricultores toledanos las ayudas previstas por la legislación en casos de catástrofes naturales. La organización agraria recuerda, además, que las indemnizaciones previstas en los seguros agrarios no cubrirán todas las pérdidas sufridas por los agricultores.

Aunque la huerta ha sido la peor parada, con importantes daños en Magán, Mocejón, Recas, La Puebla de Montalbán, Villaluenga de la Sagra y Chozas de Canales, entre otros, también hay que cuantificar pérdidas en maíz, en viñedo y, en menor medida, en olivar.

Una primera estimación realizada por los servicios técnicos de Asaja Toledo cifra en más de 5 millones de euros los daños por la pérdida de cosecha solo en los cultivos de tomate y cebolla, cifras a las que habría que añadir los costes de producción, muy altos en hortícolas, y que suponen entre 6.000 y 10.000 € por hectárea, en función del cultivo. En el momento de la DANA, se estaba en plena recolección del tomate y la cebolla.

Asaja Toledo menciona que el seguro agrario tiene una franquicia del 20% (porcentaje que no se computa en los daños y, por lo tanto, no se indemniza) y, además, paga por kilo menos que el precio del mercado. En el caso del tomate para conserva, el seguro abona 12 céntimos por kilo, mientras que el agricultor lo está cobrando este año a unos 17 céntimos. A esto habría que añadir todos los costes de producción, que tampoco cubrirá el seguro.

Por otro lado, el alto precio de las pólizas y unas indemnizaciones por debajo de los daños reales hacen que no todos los agricultores aseguren sus cosechas.

A los daños en hortícolas hay que sumar 100 hectáreas de maíz en Mocejón, donde se pueden perder 900.000 kilos de maíz en seco.

En el caso del viñedo, plantaciones nuevas o en reestructuración han quedado arrasadas en municipios del norte de Toledo como Méntrida, Camarena, Casarrubios del Monte, Valmojado y Chozas de Canales, o en la Mancha toledana como Lillo o Villacañas. En este caso, a la pérdida de la planta hay que añadir las de elementos de la plantación como postes o alambres. Por otro lado, el retraso en la vendimia por inundación de parcelas, está provocando casos de podredumbre en uva ya madura.

A todos estos daños hay que añadir los sufridos en infraestructuras de riegos.

La ley prevé medidas fiscales como la exención de la cuota del  IBI o la reducción en el Impuesto de Actividades Económicas para los profesionales agrarios.

La organización agraria defiende que el seguro agrario debe adaptarse a la nueva realidad climática, con más episodios extremos, como sequías o lluvias torrenciales, para que sea realmente útil y garantice el futuro y la sostenibilidad de las explotaciones agrarias.