La realidad virtual (RV) impresiona la primera vez que se experimenta, sobre todo si logra transmitir al jugador la sensación de estar físicamente en un mundo diferente. Por eso cuando se comenzaron a vender dispositivos de RV para jugar en casa los primeros juegos intentaban impactar más todavía al jugador con emocionantes viajes en montaña rusa o imitando el vuelo de un pájaro, pero este movimiento extremo, unido al hecho de que las gafas de VR todavía no tenían gran calidad, provocaba a los jugadores mareos.
Con los años ha ido mejorando la calidad gráfica de los dispositivos y la tasa de imágenes por segundo y los desarrolladores de videojuegos han entendido que experiencias más suaves tenían más éxito entre los jugadores ya que no les provocaban ningún tipo de malestar. Moss fue uno de los primeros juegos que supo entenderlo y evitó este problema en 2018, cuando salió para PSVR y PC. Lo logró convirtiendo al jugador en espectador y, a la vez, participante, del mundo de juego: observa cada escenario a cierta distancia (por lo que no hay sensación de movimiento que pueda generar mareos) dentro de unos paisajes realmente bonitos.
El creador del juego, Polyarc, ha recuperado tanto Moss como su continuación, Moss: Book II, para el nuevo dispositivo de realidad virtual de Sony, PSVR2, que funciona con PlayStation 5, y le ha incorporado características que aprovechan el hardware como la vibración de los dos mandos y el casco o el seguimiento de la mirada del jugador, de manera que tras la pequeña introducción mediante un libro mágico, el jugador entra en un mundo en el que le sobrevuela un águila y el casco vibra cuando se acerca al espacio donde estaría su cabeza y el realismo en el sonido también es mucho mejor con los auriculares de PSVR2. Parecen detalles menores pero lo cierto es que con ellos el juego gana más todavía en calidad.
La ratoncita valienteNo hay demasiado movimiento, básicamente el de los personajes que pueblan cada escenario por el que hay que guiar a Quill, una pequeña ratona cuyo tío ha sido capturado en el primer juego por una serpiente gigantesca, resolviendo puzzles para que ella pueda avanzar a base de usar los mandos para agarrar objetos del escenario y «moverlos», una tarea en la que los DualSense -dos esferas azules en el mundo virtual- consiguen la interacción más realista en la realidad virtual.
También hay combates en los que Quill ataca con diversas armas, pero nada que sea demasiado violento. No obstante, y aunque por edad lo puedan jugar los más jóvenes, conviene recordar que PSVR 2 no es adecuado para niños menores de 12 años.
Un detalle encantador es que Quill, que se mueve con fluidez y unas animaciones deliciosas, es consciente de que el jugador está ahí, en el papel de lector del libro, un ser que únicamente tiene esa capacidad de alterar algunos elementos del escenario, e incluso intercambia con él algunos gestos usando el lenguaje de signos cuando le vea atascado.
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A lo largo de las dos historias se establece una relación con la protagonista que consigue que Moss y Moss Book II sean unos títulos que dejan un poso amable en el jugador y el deseo de volver al exuberante mundo en el que vive Quill.