José Vera Sales y la visita a Toledo de un teniente del Führer

José García Cano
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El hermano del pintor Enrique Vera fue partícipe activo de algunas iniciativas culturales como la Asociación Hispano-alemana que se gestó con motivo del aniversario de la proclamación del aniversario de Carlos V como emperador de Alemania

El teniente coronel y diplomático Wilhelm Faupel en un retrato de 1936. - Foto: La Tribuna

En la ciudad austríaca de Graz (capital del estado de Estiria) estuvo estudiando un toledano llamado José Vera Sales, cuyos apellidos nos son muy familiares ya que era hermano del famoso pintor Enrique Vera. José estudió en la Escuela Politécnica de Graz, completando su formación como ingeniero, habiéndolos iniciado en 1902 en la Universidad Central de Madrid. Precisamente mañana 19 de diciembre, se cumplen los 110 años de la audiencia que el rey Alfonso XIII realizó a José en el castillo de Groes-Sedowitz en la región de Moravia, donde el monarca se entrevistó con este brillante estudiante quien demostró su capacidad para los idiomas, ya que dominaba el francés, el alemán, el inglés y el italiano.

Después de la Guerra Civil, Vera fue también partícipe activo de algunas iniciativas culturales como la Asociación Hispano-alemana que se gestó con motivo del aniversario de la proclamación del aniversario de Carlos V como emperador de Alemania, según recoge la prensa en julio de 1941. Con la creación de esta asociación, se pretendió unir lazos no solo políticos o militares con Alemania, si no también culturales e históricos. En aquella asociación también participaron entre otros importantes personajes, don José Moscardó, que fue el presidente de la asociación y tan relacionado con Toledo desde el episodio del Alcázar, así como doña Pilar Primo de Rivera, que ejerció el cargo de tesorera. Esta asociación también llegó a publicar un boletín en cuyo primer número datado en noviembre de 1943 participó José Vera, quien como hemos indicado sabía alemán y era el delegado de la potente empresa Siemens. Como curiosidad cuando esta asociación se estableció en su sede de Madrid, en la calle Pinar número cinco, al montarse la cocina dentro de la misma, se encargó una vajilla que les llegó estampada con el emblema nazi y falangista, algo que provocó que se deshicieran de ella, donándola a una comunidad de monjas, ya que desde el final de la guerra no se podían exhibir cruces gamadas. 

Entre las múltiples actividades que se realizaron dentro de esta asociación, fue la recibir a determinados personajes alemanes que llegaron a España por aquellos años, como fue el caso del diplomático en la Alemania nazi durante la guerra civil Wilhelm Faupel, hispanófilo y persona que conocía bien nuestra cultura, ya que dirigió varias veces el Instituto Ibero-americano de Berlín y fue posteriormente presidente de la Asociación Hispano-germana. Lo interesante es que este diplomático alemán también ocupó el puesto de Encargado de Negocios de la Alemania nazi en la zona sublevada durante la Guerra Civil, como apoyo al General Franco por parte de la nación germana. 

Faupel visitaría Toledo junto a su esposa Edith, doctora en Economía y con una importante posición en el Instituto Ibero-americano de Berlín y quien además fue una hábil analista política, y conocedora de curiosas técnicas criptográficas que utilizó en la redacción de las cartas que envió a su esposo durante la I Guerra Mundial con información delicada. Faupel conocía los sucesos ocurridos en el Alcázar de julio a septiembre de 1936, ya que así lo narró en Berlín, a los asistentes a un acto celebrado con motivo del Día de la Raza en octubre de ese mismo año.  Y apenas dos meses después, Faupel presentaría en Salamanca las credenciales como Encargado de Negocios ante el General Franco. El matrimonio Faupel visitó nuestra ciudad a mediados de mayo de 1943, acompañándole algunos miembros de la Asociación Hispano-alemana. La nota triste de la biografía de este embajador y de su esposa, sucedió al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los soviéticos entraron en Berlín (2 de mayo de 1945), momento en el que Feupel y su mujer según algunas fuentes se suicidaron, aunque otros historiadores señalan que el cuerpo de Edith nunca apareció, lo que descartaría su muerte junto a su marido. Recordemos que, durante su estancia en España, a Feupel se le concedió en 1938 la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica y el mismísimo Führer le ascendió a teniente general. 

Volviendo a José Vera, encontramos una declaración que hizo durante una de las sesiones de la Junta Directiva de la citada Asociación Hispano-americana, en la cual le dijo a Juan de Leyva (otro miembro de la Junta y asesor del Servicio Nacional del Trigo), que era peligroso mezclar yeros con la harina que distribuía el Servicio Nacional del Trigo, ya que esos yeros eran causantes del deterioro de algunas fibras del cerebro, algo de lo que eran conscientes los habitantes de la Mancha, ya que ciertos padres se los daban a comer a sus hijos para que evitaran acudir al servicio militar, debido a que si se incluye en una dieta el consumo habitual de yeros, se podía conseguir la declaración de inútil y entonces librarse del servicio militar. Como apunte biográfico de José Vera, además de su hermano Enrique, tuvo otros siete hermanos, aunque sus padres, José Vera y Felisa Sales, llegaron a procrear hasta veintidós hijos, de los cuales solo sobrevivieron los citados nueve. No olvidemos que José Vera padre pintó, entre otros encargos, la sala capitular del Ayuntamiento de Toledo entre 1898 y 1899, así como los techos y paredes de la capilla de la Fábrica de Armas entre 1922 y 1923 y los del Café Español, que muchos toledanos han conocido.