Las vacas enmaromadas engrandecen la historia de La Puebla

Mario Gómez / La Puebla de M.
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Desde el pasado sábado y hasta el próximo día 22 los actos festivos de la localidad giran en torno a la suelta de reses desde la plaza y por el recorrido habitual

Valor de algunos mozos en la salida de las vacas. - Foto: David Pérez

Ir a La Puebla de Montalbán durante la segunda quincena de julio es adentrarse en unas fiestas muy particulares. Las fiestas en honor al Santísimo Cristo de la Caridad, cuentan con la particularidad de tener al ganado bravo como tótem y centro neurálgico de celebración.

Recorrer sus calles minutos antes de las 12:00 horas, en una jornada como la de ayer, es respirar además de júbilo y fiesta, también tauromaquia. Esa que se arraiga en lo más profundo de los pueblos y de las gentes, esa que brota desde su plaza, con sus empalizadas que rodean el primer anillo, hasta las banderas que van desde el centro de la misma formando un carrusel de colores y radios como si de una bicicleta se tratase. 

Mención especial merecen las instalaciones que están incrustadas en las dependencias municipales. Grandes corraletas en las que aguardan decenas de vacas esperando saltar a las calles pueblanas. Unas infraestructuras casi a la altura del calor y la acogida que los vecinos brindan a las miles de personas que día tras día se dan cita para correr, quebrar y recortar a los animales, y que como en tantos otros sitios, durante los fines de semana son mucho más numerosos.

Unas fiestas organizadas desde el Ayuntamiento donde, con su nueva alcaldesa Soledad de Frutos a la cabeza, se vela por el correcto desarrollo de las sueltas, la seguridad en el recorrido y el disfrute de todos aquellos que acuden a La Puebla de Montalbán, a participar de unas fiesta que se remontan a los siglos XV Y XVI cuando se sucedieron los primeros festejos taurinos en la porticada plaza, siendo testigo de los sucesos más importantes de la tauromaquia en la localidad.

Con exquisita puntualidad y coincidiendo con el toque de campanas que indicaba el medio día, tres cohetes sirvieron de aviso de que la puerta de toriles se abría para al fondo de la manga vislumbrarse la primera de las vacas de la mañana. Una vaca negra mulata, que salió con presteza al redondel de la Plaza Mayor, regalando embestidas a buen son y que permitió que los mozos pasasen cerca de los pitones. Un animal con bastante cuajo al que pronto le dieron suelta por una de las 'puertas' del coso de talanqueras, para que el animal hiciera las delicias de los presentes por las calles aledañas. Buen juego de la primera, que incluso visitó los soportales de la Plaza Mayor, sirviendo de agitación para los más intrépidos.

Mientras esta primera recorría las calles aledañas, a la plaza saltó una segunda res, más engallada y mirona, que igualmente extraordinariamente presentada, sí que arremetió con más brío contra los que se refugiaban sobre y detrás de los palos.

Fue más breve su estancia en el ruedo, y hasta que la primera no volvió a corrales, no pudo salir de forma definitiva a las calles pueblanas, donde más allá de contusiones, arañazos, rasguños y golpes; no hubo que lamentar ningún herido. Hasta el sábado aquellos que deseen vivir esta experiencia, están a tiempo; pero teniendo precaución con los animales y el calor, que las lipotimias y golpes de calor, son un enemigo a cual más peligroso, y al menos una hubo ayer.