A por la reválida

M.R.Y (SPC)
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Mitsotakis pretende aprovecharse de la debacle de Tsipras para conseguir hoy una mayoría que le permita gobernar en solitario tras el primer intento frustrado del pasado 21 de mayo

El conservador Mitsotakis pretende continuar al frente del Ejecutivo sin tener que necesitar apoyos externos a su partido. - Foto: GEORGE VITSARAS

A la segunda puede ir la vencida. Así, al menos, lo espera el primer ministro griego, el conservador Kyriacos Mitsotakis, quien convocó elecciones adelantadas el pasado 21 de mayo como plebiscito ciudadano a su gestión y salió medianamente escaldado. Y es que, a pesar de ganar con un triunfo bastante contundente -un 40,7 por ciento de los votos- no fue suficiente como para poder conformar un Gobierno en solitario, por lo que se vio obligado a descartarlo. Tampoco aceptaron el mandato las otras dos fuerzas políticas más votadas -la izquierdista Syriza y la socialista Pasok-, por lo que, ante el rechazo absoluto y la imposibilidad de cerrar un Ejecutivo de coalición, los griegos tienen hoy que volver a las urnas.

La maniobra no es casual. Por primera vez, los comicios de mayo no otorgaban un bonus de 50 escaños para el partido ganador, algo que, sin embargo, sí se concederá en esta ocasión. Un premio al que aspira Mitsotakis, ya que le podría dar una consistente mayoría en el Parlamento y superar con creces los 151 diputados necesarios para no depender de otras formaciones. 

Sin sondeos ni debates en esta nueva cita, todo apunta a que se registrará un resultado similar al de hace un mes. Casi nada ha cambiado, ni en los programas electorales de los partidos ni en la vida diaria de los griegos. Casi nada, porque si el adelanto de mayo estuvo motivado por un accidente de tren en febrero que costó la vida a 57 personas por un fallo en la gestión del Gobierno, ahora los comicios llegan con una nueva tragedia bajo el brazo: la muerte de al menos 81 migrantes y la desaparición de cientos de sin papeles tras el naufragio de un pesquero la semana pasada en aguas del mar Jónico y de la que se culpa a la errónea actuación de la Guardia Costera.

Si aquel siniestro ferroviario supuso un fuerte varapalo a la popularidad del primer ministro -con varias manifestaciones clamando responsabilidades- pero no se tradujo en un descenso de votos, todo apunta a que el nuevo drama migratorio tampoco le pasará factura. Más teniendo en cuenta que muchos ven en el líder conservador el mal menor a la actual política en la nación helena.

Y es que la oposición no ha sabido aprovechar el malestar ciudadano a estos últimos años de Gobierno. La represión policial, la mala situación económica, la elevada inflación y el aumento del paro juvenil -que se sitúa ya casi en el 25 por ciento- podrían ser excusas perfectas para una izquierda cada vez más fragmentada e incapaz de unirse para formar una alianza que haga frente a Mitsotakis: ni el Pasok ni el Partido Comunista, tercera y cuarta fuerzas más votadas en mayo, quisieron asociarse con Syriza para intentar formar Gobierno. Su líder, Alexis Tsipras, está cada vez más desahuciado en la esfera política y se puede incluso afirmar que tanto hace un mes como este próximo domingo, no será Mitsotakis quien gane, sino Tsipras quien pierda. 

Una oposición en el aire

No en vano, las anteriores parlamentarias reflejaron toda una declaración de intenciones: mientras Nueva Democracia subía un 0,94 por ciento con respecto a las de 2019, Syriza perdió un 11,46 por ciento de votos. Y tanto el Pasok como los comunistas crecieron entre un 2 y un 4 por ciento. De ahí que una de las grandes dudas que se plantean ahora no es quién ganará -dándose por hecho el triunfo de Mitsotakis-, sino quién será el principal partido de la oposición.

Eso sí, el premier no puede cantar todavía victoria, ya que la ultraderecha griega va ganando adeptos. Tras la ilegalización del neonazi Amanecer Dorado, Solución Griega ha tomado el testigo de los más radicales. También experimentó un incremento del 3 por ciento respecto a la cita de 2019 y pasó de seis a 16 diputados. Y su aceptación va al alza en una nación donde la masiva llegada de migrantes sigue siendo uno de los principales problemas, por lo que no se descarta que pueda seguir aumentando los apoyos. Eso sí, insuficientes para obligar a Mitsotakis a pactar. Porque una cosa tiene clara el mandatario: «un Gobierno de un solo partido es mucho más estable que los de coalición», aseguró tras las elecciones del 21 de mayo. Y el regalo que le llegará de 50 escaños le permitirá cumplir ese sueño.