El extraño caso de Héctor Recuero

J.Moreno
-

Villanueva de Alcardete, sin antecedentes de matadores de toros, se vuelca con el novillero local, nacido en una familia sin afición taurina. «Emocioné a mucha gente», dice de su debut

El extraño caso de Héctor Recuero

Héctor Recuero tiene 18 años y unos estudios por delante de auxiliar de veterinaria. Y, desde el sábado, suma su primera novillada sin picadores, un sueño hecho realidad por la ilusión de todo su pueblo: Villanueva de Alcardete. Incluso, el Ayuntamiento publicó antes del festejo una carta de ánimo y admiración al pundonor del joven: «Se cumplirá tu sueño: torear en la plaza de tu pueblo, al lado de los tuyos, de los que te hemos visto crecer y trabajar incansablemente por hacerlo realidad».

Héctor dio un ejemplo de valentía en un festejo arropado de principio a fin por la Asociación Taurina Alcardeteña. «Parecía la reencarnación de un torero», expresaba emocionada ayer a este diario la alcaldesa, María Dolores Verdúguez. Unos 900 vecinos concurrieron en la plaza para ver a la promesa local, un joven criado en una familia sin afición taurina y en un pueblo sin antecedentes de matadores. Figuraba también en el cartel el torero peruano 'El sargento'.

Una capea antes de la pandemia confirmó la vocación de Héctor, quien entrenó desde entonces en la escuela taurina de Alcázar de San Juan. Allí completó sus primeras clases prácticas. Ahora, como estudia auxiliar de veterinaria en Albacete, pertenece a la escuela de esta ciudad.

La carta publicada por el Ayuntamiento abundaba: «Te deseamos el mejor de los triunfos, que consigas la satisfacción personal que te mereces. Más allá de lo que suceda, pues en esta vida no todo depende de las ganas de uno mismo, ojalá consigas la satisfacción que da la conciencia de saber que has hecho todo lo posible por salir por la puerta grande en esta etapa».

Y Héctor salió al ruedo delante de su pueblo. Y se acopló con el ejemplar de Manuel Vidrié. Cortó una oreja. Con el segundo, llegaron cuatro verónicas y tres tandas muy buenas con la derecha. Y el máximo premio: las dos orejas y el rabo. «Gracias, maestro, hoy te has ganado el respeto de la afición de tu pueblo», publicaba el Ayuntamiento al término del festejo por las fiestas de Nuestra Señora de la Piedad.

Héctor, vestido de rosa palo y azabache, conectó con sus vecinos y sus sentimientos. «Estoy contento. Emocioné a mucha gente y esto te llena como torero», concluye.