La provincia suma 137.000 nuevas viviendas en el siglo XXI

Á. de la Paz
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El parque residencial aumenta en un 44,9% desde 2001, un incremento superior tanto al de la población toledana, que crece un 33,1%, como al del conjunto de casas construidas en el conjunto del país, que se expande un 27,5% en dos décadas

Panorámica del ensanche de Toledo, un espacio con una elevada densidad de población. - Foto: Yolanda Lancha

La provincia de Toledo contaba con 441.864 viviendas en el año 2022, un parque un 44,9% más grande que en el inicio de siglo. Desde 2001, inicio de la centuria, la población provincial creció un 33,1%, una dato que indica un mayor repunte residencial que demográfico. El incremento de inmuebles residenciales registrado en el territorio toledano es superior a la media nacional: en el conjunto de España se levantaron un 27,5% más de viviendas sobre las preexistentes en los primeros años dos mil; por su parte, la población española creció un 15,5% en el mismo lapso.

Entre 2001 y 2022, la provincia sumó 136.978 unidades a su parque de viviendas. En tal intervalo, el país incorporó casi 5,8 millones de nuevas casas. Así, el 2,4% de las residencias construidas en el siglo XXI en el territorio nacional se levantaron en la geografía toledana.

La eclosión del sector inmobiliario en los albores de la centuria explica el repunte constatado en este indicador. El pinchazo de la burbuja, en torno al año 2008, y la consiguiente recesión económica minoraron un ritmo frenético. La provincia ganó 25.581 viviendas en 2007, muy por encima de los poco más de tres millares que se constataban en los primeros años de siglo. La cifra resulta aún más destacada si se la compara con el dato de 2018, cuando apenas se acumularon 560 nuevas residencias en toda la provincia. En el último año del que se ofrecen datos, Toledo sumó 1.377 unidades, una cifra para la que cabe estimar el incierto efecto de la pandemia en el tejido productivo.

El empuje poblacional apunta a la necesidad de construir nuevas viviendas. El censo provincial se ensancha cada año y determinadas zonas, especialmente el norte de la provincia o la capital y su alfoz, sufren la escasez de oferta y el encarecimiento de los precios. Además, la espiral inflacionaria ha disparado los costes de producción y las subidas de tipos de interés han dificultado el acceso al crédito de las familias.

Un buen ejemplo de la falta de oferta se observa en la proporción emergente de viviendas principales, aquellas que se emplean como residencia habitual. En 2001, el 60,9% de las casas y pisos de la provincia se destinaban a tal uso prioritario. Más de dos décadas después, el porcentaje de hogares que se utilizan para este fin recurrente asciende al 64,7%, casi cuatro puntos porcentuales más. La provincia, por tanto, se adivina como un escenario de gran atracción residencial, pero no tanto como un espacio de ocio o descanso. Hay 36.912 nuevas segundas residencias, por los 100.066 hogares empleados como vivienda principal que se han levantado durante los últimos 22 años.

HOGARES POR HABITANTE. En 2001, existía una vivienda por cada 1,75 toledanos; en 2022, hay un hogar por cada 1,61 vecinos. La ratio, sin embargo, no estima la proporción de viviendas vacías, una circunstancia que diluye el valor informativo de tal relación. Pese a todo, la reducción generalizada del tamaño de las familias describe una tendencia hacia hogares más pequeños, un hecho que concurre con la falta de viviendas observada.

Más allá de la obra nueva, una provincia con población creciente también necesita, entre otras fórmulas, del impulso restaurador para las viviendas antiguas.