Reestructurar por gusto y arrancar por economía

Hilario L. Muñoz
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Cepas de vaso arrancadas, sobre todo de tinto, se han convertido en una imagen típica de los últimos meses en la región, buscando plantar en espaldera o cultivos que aseguren precio

Reestructurar por gusto y arrancar por economía - Foto: Rueda Villaverde

«Estamos arrancando los viñedos de tinto que plantamos hace 33 años», explica un agricultor de Ciudad Real, que argumenta que «el precio no es lo que era» y optará por plantar otro cultivo en su finca. Junto a él aparecen todas las cepas de vaso arrancadas, en una imagen que se repite en muchos pueblos del centro de la región en los últimos meses. El sector vitivinícola está en un momento de cambio por tres factores: ha cambiado el gusto de los consumidores, ha perdido rentabilidad y falta de mano de obra para la vendimia. Tres aspectos que han llevado a que en La Rioja, por ejemplo, se hable de eliminar un 10% de las hectáreas y que en Castilla-La Mancha se abandonen ciertos varietales por otros que permitan la espaldera, por ejemplo, o se deje el tinto para plantar blanco. 

El director general de Agricultura del Gobierno regional, Jesús Fernández, explicó que este año se autorizarán 9.006 hectáreas para reestructurar viñedo durante los años 2025 y 2026, ya que el agricultor que pide cambiar su viñedo tiene dos años para su plantación. «Ha subido un poco respecto al año pasado, precisamente por la necesidad de adaptarse al mercado». Fernández indicó que el 70% de esas solicitudes se dirigen a cambiar uva tinta por blanca, pero también se busca atender el envejecimiento de las explotaciones y la espaldera. «Últimamente, es muy dificultoso encontrar mano de obra para hacer las labores, sobre todo, las de vendimia». 

«Está ocurriendo un cambio importante en la configuración del viñedo y los planes de reconversión se están reorientando a otras variedades que se adaptan mejor al mercado actual, igual que se hizo en su momento cuando se plantaron todas esas hectáreas de tinto, de variedades foráneas», indicó el responsable de la sectorial Vitivinícola en Cooperativas Agroalimentarias, Juan Fuente, quien puso fecha a esta situación: el año 2020. «Antes, China era un consumidor habitual de vinos tintos, pero ahora ha cerrado los mercados, no está consumiendo tinto de importación y esto está castigando mucho los mercados tradicionales de tinto», llevándolos hacia vinos más ligeros. Además, Fuente recordó el impacto del cambio climático, con muchos agricultores que han vuelto a la uva airén o macabeo, que aguanta mejor las duras condiciones de La Mancha.

Reestructurar por gusto y arrancar por economíaReestructurar por gusto y arrancar por economía - Foto: Rueda VillaverdeReestructurar implica que el agricultor solicita a la Junta un cambio de su viñedo para una variedad. Un proceso que autoriza desde la Consejería de Agricultura en cada paso que se da como despedrar el terreno o los tratamientos necesarios para asentar la nueva planta. Este proceso se realiza en esta época, antes del verano, que es cuando se tiene que asentar la nueva planta. «La reconversión que se ha venido haciendo a lo largo de los últimos 20 años» era pasar de blanco a tinto; ahora se sigue el camino contrario, según los datos de la Consejería de Agricultura. 

Arranque. Cosa diferente es el arranque para cambiar de producto, con agricultores que ante la inestabilidad de los precios de la uva, optan por acogerse a los olivos, el pistacho o el almendro. Un arranque de viñedo que no se comunica al Gobierno regional y del que no hay datos. «Sabemos que se están arrancando viñedos viejos, viñedos en vaso, que tienen un umbral de rentabilidad muy bajo en estos momentos», indicó el responsable de Cooperativas. La entidad está expectante por saber cómo afectará estos cultivos al mercado del vino. 

Los últimos datos del Ministerio de Agricultura, recabados en 2023, muestran una superficie total dedicada al viñedo en Castilla-La Mancha de 448.000 hectáreas. En estos momentos ya hay más superficie de regadío que de secano. En concreto son 233.746 hectáreas de viñedo de regadío, casi 20.000 hectáreas más de las que hay de secano.

«Tenemos que hacer del vino un producto rentable», apuntó el director general de Agricultura, quien recordó que en la Unión Europea se ha planteado el objetivo de «estabilizar el precio» y evitar que unos años se pida la cosecha en verde y otros, una destilación de crisis. En este sentido, sobre la mesa está la posibilidad de ampliar a seis años el plazo para reestructurar desde que se solicita, así como ayudas, como la que han pedido en La Rioja, con 10.000 euros por hectárea arrancada, para dar estabilidad a los precios en el sector.