Pacta tres años de prisión con la atenuante de drogadicción

J.Moreno
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Eduardo reconoció ayer en la Audiencia Provincial el robo y la detención ilegal de la víctima, a quien conocía sólo de vista. Rebajó la petición inicial de la Fiscalía de 7 años y cinco meses

Pacta tres años de prisión con la atenuante de drogadicción - Foto: David Pérez

Eduardo Jiménez ingresó en prisión provisional el 22 de abril de 2022 por unos hechos que reconoció ayer en la sección primera de la Audiencia Provincial. El pacto acordado entre la Fiscalía y su defensa suponen una pena de prisión de tres años en total por los delitos de robo con violencia con instrumento peligroso y detención ilegal. La petición inicial elevaba el castigo a siete años y cinco meses.

Eduardo, de 39 años, regresó ayer a Ocaña I con el acuerdo bajo el brazo. Facilitó la rebaja la apreciación de la atenuante de drogadicción muy cualificada. Junto con los tres años de prisión, el acuerdo establece 65 días de trabajos comunitarios por el delito de conducción sin permiso y una multa pequeña por las lesiones. La responsabilidad civil queda limitada a 718 euros: 500 euros por el dinero robado a la víctima, ocho euros por el valor del teléfono móvil y 210 euros por las lesiones.

La acusación de la Fiscalía reconocida por el procesado localiza el inicio en la calle Sol de El Carpio de Tajo. Miguel Ángel, la víctima, caminaba hacia su casa a las 10 de la noche cuando un vehículo BMW se detuvo a su lado. Lo conducía el acusado, ya con antecedentes penales por dos robos y por conducción sin permiso. Ambos se conocían de vista.

Eduardo agarró al denunciante fuertemente por los brazos y lo introdujo violentamente en el auto. El acusado viajó a Malpica, Torrijos y Fuensalida para hacerse con dinero y comprar droga. En un momento dado, le dijo al acompañante que le entregase el móvil «por cojones». El denunciante obedeció.

Ambos viajaron después a la zona de Valdemingómez para hacerse con sustancias tóxicas. Entonces, el acusado amenazó supuestamente al rehén: «Aquí te mato y te dejo tirado en la cuneta». El acusado se drogó y tuvo un altercado con otros individuos, que fracturaron un cristal del coche. El denunciante permanecía encerrado en el vehículo y oculto. Y llegó otra amenaza. Eduardo acercó un destornillador al pecho de Miguel Ángel y dijo: «Aquí te mato».

La noche continuó hacia Vallecas, donde el conductor emprendió la huida cuando se encontró con un control policial. Entonces, chocó el vehículo contra una rotonda y lo dejó abandonado en la calle Melilla. A continuación, exigió al denunciante que sacara 500 euros de la cuenta y se los entregara. Tras intentos fallidos, Miguel Ángel sacó la cantidad en una sucursal de la Ronda de Atocha.

Ya con el móvil y los 500 euros, el procesado obligó al otro a montar en un taxi hacia Valdemingómez de nuevo. El denunciante aprovechó que el acusado se bajó a por droga para explicar al taxista lo sucedido. Y regresó en taxi y denunció en Santa Olalla.