La fauna de la Alameda

J.L.M.
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El lago artificial del parque más grande de la ciudad aúna decenas de ocas comunes, ánades salvajes y hasta galápagos. También se pueden ver por allí cormoranes

Hace ya algún tiempo que el emblemático estanque de los patos de los Jardines del Prado perdió su principal seña de identidad, ya que las aves que durante décadas lo habitaron fueron masacradas por los comportamientos incívicos de algunas personas que directamente se los llevaban o, en el peor de los casos, azuzaban a sus perros para que atacaran a los ánades. La consecuencia de todo esto fue que el Ayuntamiento decidió no volver a reemplazar los patos que desaparecían y, por tanto, el estanque se quedó huérfano.

Pero mientras esto ocurría en los Jardines del Prado, en el cercano parque de La Alameda sucedía todo lo contrario. El lago artificial que lo domina fue convirtiéndose poco a poco en morada para ocas domésticas y, lo que es más llamativo, para especies silvestres que habitualmente pueblan las orillas del Tajo a su paso por la ciudad, o que optan por tomar como lugar de reposo algunas de las islas que hay en la ribera. De esta manera, y según explicaron a este diario desde el colectivo naturalista Ardeidas, en estos momentos la laguna acumula decenas de ejemplares de ánade azulón (característico por su cabeza de color verde) y de ánade friso (con plumaje moteado y predominio de tonalidades marrones).

Al mismo tiempo, tampoco es extraño ver en ese mismo emplazamiento a cormoranes que acuden al lago a descansar. En concreto, estas aves suelen colocarse a tomar el sol encima de las piedras que hay en medio de la charca. Allí extienden sus grandes alas y se convierten en uno más de la cada vez más concurrida fauna del parque de La Alameda.

Por su fuera poco, en las aguas de la laguna se han llegado a ver incluso tortugas. Respecto a este punto, uno de los integrantes de Ardeidas, Miguel Ángel de la Cruz, explicó que se trata de galápagos comunes que se pueden encontrar en cualquier tienda de animales. En cuando al hecho de que esta especie sea ya una más de la curiosa fauna del parque, para De la Cruz es algo bastante simple, debido a que está convencido de que se trata de ejemplares «que la gente ha echado al lago». Además, lo llamativo de esta clase de tortugas es que se trata, según el experto naturalista, de una especie invasora, por lo que su capacidad para resistir en entornos poco habituales es mayor.

De todas formas, el lago artificial de La Alameda no es un lugar muy hostil para aves y demás animales, debido a que allí están mucho más tranquilos que en los Jardines del Prado y, al mismo tiempo, tienen más comida asegurada que en el Tajo. De hecho, no es extraño ver a gente que a diario acude a dar de comer a los patos y a las ocas mendrugos de pan. Asimismo, los gusanitos con los que antes los niños alimentaban a los ánades de los Jardines del Prado se han convertido ahora en parte esencial de las especies que habitan en La Alameda.