Después de una pretemporada con más sombras que luces, con una gira en Estados Unidos en la que el equipo demostró que tiene trabajo que hacer en la línea defensiva, el Real Madrid continuó ayer la puesta a punto de cara a su debut en LaLiga 23/24, que se producirá en San Mamés y que le enfrentará al Athletic Club el próximo sábado (21,30 horas).
De hecho, en la sesión de entrenamiento matinal, el presidente de la entidad de Chamartín, Florentino Pérez, se dejó caer por la ciudad deportiva de Valdebebas para desearle suerte a los jugadores y al equipo técnico de cara al inicio de la nueva temporada.
El máximo mandatario del club blanco se reencontró así con los miembros del combinado 18 días después de que pusieran rumbo a la pretemporada en Estados Unidos, donde él no viajó.
Un entrenamiento que, además de contar con la visita de Florentino Pérez antes de arrancar, tuvo la novedad de que Dani Ceballos, que se está recuperando de una lesión en el tendón distal del músculo bíceps femoral derecho que no le permitió viajar a Norteamérica, trabajó también sobre el verde de Valdebebas, aunque lo hizo en solitario y extremando precauciones.
Alternó este trabajo con el específico en el interior de las instalaciones, donde también siguieron sus respectivos planes de puesta a punto Ferland Mendy, que sufre una dolencia muscular en el bíceps femoral derecho, y Arda Güler, que continúa con un tratamiento conservador para superar las molestias en la rodilla y sus avances marcarán si se le realiza una artroscopia o no.
El resto de jugadores disponibles llevaron a cabo, tras el calentamiento inicial, ejercicios de circulación de balón, presión y trabajo táctico antes de acabar la sesión con varios partidos en campos de dimensiones reducidas.
Ancelotti, además, enfocó el plan del entrenamiento en la mejora defensiva, un 'punto negro' que el Real Madrid arrastra desde la pasada temporada y que en los amistosos en Estados Unidos se demostró que es una debilidad clara.