A falta de una semana para que arranque una atípica campaña electoral, las encuestas reflejan cómo la ventaja que tenía el Partido Popular tras la cita con las urnas del pasado 28 de mayo se ha ido reduciendo conforme han ido pasando las semanas. El PP parte con una ventaja considerable, pero las aritméticas dejan claro que Feijóo va a necesitar del apoyo de Vox para poder convertirse en presidente del Gobierno. El PSOE, por su parte, confía en que la suma de sus diputados con el bloque de izquierdas le pueda permitir repetir un Ejecutivo de coalición similar al que se ha registrado a lo largo de la última legislatura.
Lo que parece evidente es que aún hay partido y que hasta el próximo 23 de julio pueden pasar muchas cosas. Sin duda, una de las citas claves va a ser la del próximo lunes día 10 cuando ambos aspirantes se enfrenten en ese cara a cara tan esperado que finalmente se celebrará en Atresmedia. Sánchez, sabedor de que se desenvuelve como nadie en el cuerpo a cuerpo, había planteado la celebración de media docena, una surrealista propuesta a la que Feijóo se negó en rotundo para abrir la puerta a que otros partidos pudieran estar presentes en estos debates que sirven como termómetro para los votantes.
Son muchos los politólogos que coinciden en que el ruido mediático que están generando los pactos de Génova con Vox, sobre todo en el caso de Extremadura, están lastrando a los de Feijóo. Asimismo, apuntan a que la estrategia de Pedro Sánchez, esa que le está exponiendo en los medios día sí, día también, le puede estar ayudando a movilizar a buena parte de ese electorado que le había dado la espalda. La estrategia de Sánchez parece clara; acaparar minutos en televisión y radio, ahora da lo mismo si se trata de aquellos que forman parte de la "derecha mediática", con la pretensión de ensalzar todos sus logros, al mismo tiempo que corre un tupido velo sobre sus fracasos más sonados con ese mantra en el que sostiene sin descanso que no es lo mismo mentir que cambiar de opinión. Mientras, Feijóo, que ya ha desvelado algunas de las líneas de su programa electoral, trata de validar sus pactos con Vox, con alguna declaración inoportuna, lanzando balones fuera y justificando que el PSOE ya estableció acuerdos con la extrema izquierda y los nacionalistas en estos últimos cuatro años.
Quedan días intensos en los que la tensión y las propuestas irán in crescendo. Lo que es fundamental es que, pese que las elecciones se celebren en pleno verano, la participación sea alta. España se juega el futuro y, si la gente sale masivamente a votar, el Gobierno que surja de las urnas estará mucho más legitimado democráticamente, sea del color que sea.