El Greco vuelve a pintar la ciudad

E. Martín / Toledo
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El Casco de Toledo, un lienzo. El espectáculo de Philippe Freslon congregó a multitud de toledanos y visitantes en torno a la muerte del Greco. Quedó deslucido por fallos en la luz y el sonido

El Greco vuelve a pintar la ciudad - Foto: David Pérez

El sueño del Greco se cumplió si lo que vislumbró entre las sábanas fue un Casco histórico de Toledo lleno de gente. Era uno de los eventos más esperados por el público de los programados por la Fundación el Greco para este IV centenario de la muerte del pintor cretense que, a pesar de su espectacularidad, quedó deslucido por algún que otro fallo en la iluminación y en el sonido. ‘Compagnie OFF’ debutó en Toledo con una iniciativa que había sido encargada en exclusiva para conmemorar los 400 años del fallecimiento de Doménico Theotocópuli. Una representación viviente, cuya afluencia estuvo a la altura de lo que esperaban los organizadores, esta compañía francesa, que contó con voluntarios y que escenificó el cortejo fúnebre del artista, cómo éste lucha contra su muerte y cumple su ambición de pintar Toledo.

A las 19,00 arrancó el espectáculo, dirigido por Philippe Freslon, con los tres cortejos que recorrieron las calles de la ciudad. Minutos antes, un buen número de asistentes aguardaban en la Plaza de Zocodover la llegada del Greco, que entró por el Arco de la Sangre montado en un caballo  blanco. Puntual a la cita, arrancó el recorrido en el que el artista estuvo acompañado de los bailarines que iban arrojando al suelo pigmentos. Cada uno de los tres cortejos representó a cada uno de los colores primarios: amarillo, rojo y azul. El recorrido azul partió de la calle del Ángel y más tarde pasó por Santo Tomé.  El segundo, el amarillo,  salió de Zocodover y por la calleComercio llegó el Greco en su viejo caballo fatigado, ante gran expectación de toledanos y visitantes, hasta el Ayuntamiento. El último cortejo salió de la Plaza de Padilla y por la calle San Román llegaba hasta el punto de encuentro.

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El Greco, cuatro siglos más tarde, volvió a pintar la ciudad. Las calles del Casco sirvieron de lienzo para este espectáculo cargado de color. La cromática del artista atrajo a muchos turistas, que siguieron las tres marchas y que se unieron en torno a las 19,30 horas ya en la Plaza del Ayuntamiento. Un espacio con lleno absoluto, donde los actores se mezclaron con el público y donde tres grandes ruedas de 3, 4 y 5 metros y una Madonna intervinieron en la escenificación de un cuadro viviente en el que el Greco asiste a su propia muerte. Mientras el color da paso a la oscuridad y el silencio vence a la música, el artista se resiste a morir, no quiere abandonar este mundo sin cumplir su ambición de pintar la ciudad. Una gran rueda de 11 metros de diámetro sirvió de lienzo donde se plasmó una gran explosión cromática.