La ciudad de Toledo acogerá a 30 migrantes llegados a Canarias

Á. de la Paz / J.S.
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En la provincia se instalarán 40 personas durante esta semana; el conjunto de la región recibirá a dos centenares de africanos. Desde Accem reclaman «generosidad» a la sociedad

Un cayuco remolcado arriba al puerto de Los Cristianos de Tenerife. - Foto: Ramón de la Rocha (EFE)

La provincia de Toledo recibirá a lo largo de la semana a un grupo de 40 inmigrantes procedentes de África y desembarcados en fechas recientes en las costas canarias. La acogida comenzó en la tarde de ayer y se prolongará durante los próximos días. Accem Castilla-La Mancha asegura la llegada de dos centenares de subsaharianos al conjunto de la región, de los que la quinta parte se establecerán de forma provisional en diferentes puntos de la geografía toledana. Además, según ha podido saber La Tribuna, una treintena de extranjeros, se desconoce si parte de este contigente o un colectivo diferente, se hospedarán próximamente en un hotel de la ciudad situado en una de las entradas de la capital regional.

Accem propone «buscar todos los espacios posibles para acoger al mayor número de personas posibles», relata Braulio Carlés, responsable regional de Accem. La entidad demanda la colaboración de las diferentes administraciones públicas e instituciones de interés social para aumentar las plazas disponibles. «Tenemos que remar todos en la misma dirección: ahora nos toca la acogida, buscar cómo integrarlos», añade. El experto plantea la inclusión de los nuevos residentes en el mercado laboral como la mejor fórmula para su «inserción» social. Empleos relacionados con la atención a personas mayores, los cuidados sanitarios, el transporte por carretera o la hostelería emergen como los potenciales puestos a ocupar por quienes están recalando en territorio español tras cruzar el Atlántico.

Más allá de la acogida, Carlés exige «trabajar en origen e invertir» en aquellos lugares que sus propios nacionales rechazan. Se trata de propiciar oportunidades en países como Senegal o Mali. Aunque ahora «toca ser generosos», insiste el responsable de Accem, urge elaborar un normativa comunitaria que afronte la realidad de la emigración descontrolada por vía marítima, un problema que han sufrido Grecia, Italia o España. «Ni se puede poner puertas al campo ni se puede acoger a todos».

Desde la asociación dedicada a la atención de personas refugiadas y migrantes describen «una situación compleja» para la que plantean una respuesta desde Europa, más allá de las medidas de urgencia que puedan tomar los diferentes Estados miembros. En el caso español, la llegada de unos 13.000 africanos a Canarias durante el mes de octubre ha colapsado la capacidad de acogida de las autoridades insulares, lo que ha obligado a repartir a los migrantes por el territorio peninsular. «Nos toca estar por encima de cualquier ideología; tenemos que recordar que detrás de los cayucos hay personas», asegura Carlés. Las diferentes situaciones de «pobreza y conflicto» que se viven en el continente de origen de los migrantes requieren de una respuesta de «humanidad» y de la determinación «de la gente de bien».

Serán 200 los nuevos inmigrantes que se instalarán en la región. «Qué significa esa cifra en una comunidad autónoma como Castilla-La Mancha», se pregunta Carlés. «Hasta finales de semana» se esperan, además de los 40 asignados a la provincia de Toledo, la llegada de 50 personas a Guadalajara, otras 50 a de Cuenca, 30 a Albacete y los 80 restantes a Ciudad Real. Accem no desagrega datos por municipios para evitar prejuicios. Además, pide eliminar del debate público aquellas «expresiones» que aludan a una «invasión» o que promuevan el «rechazo» de los foráneos.

El flujo migratorio se prevé masivo hasta el mes de diciembre, cuando se espera que las condiciones del Atlántico cambien y dificulten el viaje. «Es gente que siente, que sufre, que lucha para vivir mejor», dice Carlés sobre los miles de migrantes que han alcanzado España y que han abierto un debate sobre las capacidades del país para su acogida y las dificultades en su proceso de integración y posterior convivencia. El responsable de Accem alude a la emigración española de los años cincuenta y sesenta del siglo XX como una analogía posible. «No podemos ser olvidadizos de la historia», remarca.