Oportunidad de empleo tras la discapacidad y el maltrato

J. Monroy
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Inserta y Fundación ONCE presentan en Toledo el libro 'La voz del coraje', que recoge el testimonio de mujeres con discapacidad víctimas de violencia de género

Oportunidad de empleo tras la discapacidad y el maltrato - Foto: Yolanda Lancha

Son triplemente marginadas, por su condición de mujer, discapacitada y víctimas de violencia de género. Inserta y Fundación ONCE han presentado este jueves en Toledo el libro 'La voz del coraje', que recoge el testimonio de mujeres con discapacidad de cualquier parte de España que han sufrido violencia de género. El objetivo, apunta Ana Pilar Cruz, directora del proyecto 'Mujeres en Modo ON-VG', de Fundación ONCE es mostrar la necesidad de la colaboración público-privada y las sinergias con el tejido empresarial para dar una oportunidad a estas mujeres, acogerlas y tener una oportunidad profesional.

Este proyecto, ha explicado Cruz, surge precisamente de la escucha activa a las mujeres en el proceso de asesoramiento y acompañamiento durante la formación y empleo para personas con discapacidad. Se dieron cuenta que ellas necesitaban algo más y así surgió este proyecto específico, un modelo de intervención, que trabaja en el desarrollo personal, el acompañamiento psicológico y empoderamiento, para prepararlas para el empleo. El objetivo final es la independencia económica a través del trabajo.

En el mismo sentido, durante la presentación del libro, la concejal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Toledo, María Soledad Illescas, ha explicado que «lo que no se conoce no se puede modificar», por eso es tan importante dar voz a los que muchas veces no pueden hacerlo. A su juicio, «este libro logra ese mismo propósito. Por ello, es importante que lo leamos con una reflexión constructiva. Y que cada uno de nosotros trabajemos para revertir esta lacra que sufren muchas mujeres».

Desde el Ayuntamiento de Toledo, apuntó, «estamos trabajando por lograr la plena inclusión de todas las personas con discapacidad», porque «creemos que las políticas que ayudan a las personas con discapacidad deben ser un eje trasversal de todas las Áreas de Gobierno. Lo mismo ocurre con la igualdad, «debe estar presente en todos los ámbitos de actuación. Y no debe ser nunca un mero formalismo, debemos levantar la bandera de la igualdad con hechos, con actuaciones y defendiendo a todas aquellas mujeres que necesitan de nuestra ayuda».

Testimonios. El libro reconoce testimonios muy duros de mujeres que «aunque hayan dado el paso para poner rostro a la violencia y denunciar para que las entidades públicas y privadas podamos seguir trabajando, esa huella queda para siempre, es una huella psicológica que requiere de un tratamiento», apunta Cruz. En muchos casos, explica, la discapacidad ha sido consecuencia de la violencia sufrida.

Son testimonios como el de Virginia Cabrera. Ella tiene un 71 por ciento de discapacidad visual y es víctima de violencia de género. Tiene tres hijos, uno de ellos dependiente, sin los que «hubiera tirado la toalla». Pero además de eso, necesita mucho más, de la sociedad y de las instituciones, «porque aunque te haya pasado hace cuatro años, lo tienes todo en la cabeza y necesitas soltarlo y sentirte querida». Para ella, «aquí hay mucho que hacer, necesitamos mucho apoyo, de la gente, de las instituciones, porque este es un duro proceso y la verdad es que necesitamos mucha ayuda, tanto psicológica, que no tenemos todavía la adecuada, como monetaria». En este sentido, apunta que el Centro de la Mujer no da abasto y «necesitamos más psicólogas tanto para nosotras, como para nuestros hijos y nuestras familias y no puede tratarnos, porque es un tema muy delicado». En lo económico, las empresas que las contratan tienen una subvención, pero muchas veces a ellas no les llega. Cabrera, en definitiva, espera conseguir concienciar a la sociedad de que «necesitamos mucha ayuda, mucho apoyo, para no sentirnos solas, sentirnos arropadas, sentir que tenemos gente que nos quiere y nos apoya, que no solo es el 25N o el 8M, necesitamos más apoyo». En estos momento, Cabrera tiene un empleo, pero no todo lo estable que quisiera «y no tengo a nadie más, bueno sí, tengo a Inserta».