Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


Lo importante

19/01/2024

¿Qué es lo importante? Miro al cielo y observo la luna creciente de enero velada por la tela de niebla y nubes bajas que anticipan la lluvia. A su lado Júpiter sobre Aries. Tauro les sigue. Pero eso será más tarde cuando caiga la noche. O no. Pasan bandos de gaviotas, bajas, desde el espejismo de los vertederos hasta sus dormideros vete a saber dónde. Gaviotas grandes, sombrías. Ahora llegará el cernícalo a su dormidero bajo el alero verde. Los mirlos comienzan a estar inquietos en las anochecidas. Pero aún es pronto.
Cuando pasan las borrascas urgentes, rola el viento a un noroeste limpio y profundo que va empujando y barriendo el cielo con una fuerza que nace muy arriba, en un Atlántico puro y de tempestades. Entonces quedan unas tardes espléndidas y profundas, de cielo abierto a poniente y nubes apretadas a saliente, con el sol tangencial punteando sombras tan cálidas como ingrávidas, como si alguien estuviera usando los matices perfectos en una acuarela gigantesca. A veces, en esas tardes de invierno, vuelven las grajillas perdidas –como un regalo a ras de las cubiertas de los bloques de pisos, con su vuelo ondulante y desordenado–, a rodearme en la esquina de mi terraza.
Miro los caudales de los ríos en la Jara, el Jébalo, el Huso, el Estena, Estenenilla… y los imagino espesos de barro colorado escurrido de las rañas, camino del Tajo y del Guadiana. Los almendros de las lindes esperando, en las barreras de Anchuras, Los Alares, Encinacaída… Queda poco. Y la orla de las cantorreras –madroñeras, acebuches, carrascas y jaguarzos– brillará, recién pulida de lluvia. Pienso en el Guadiana entrando en su impenetrable refugio de las Hoces. Y me quedo allí, con la niebla apretada en lo profundo desde la Sierra de los Bueyes y la piel de terciopelo cubriendo y protegiendo al mundo.
Quizá hoy nieve en Gredos y con suerte en la Sierra de San Vicente y en la de la Higuera, muy arriba, donde ya sólo sopla el recuerdo de otro tiempo. Mañana al despertar miraré. De momento hoy lloverá con ganas y de atardecida volverá a asomar la luna creciente. Quizá salgan los primeros sapos, y los libros seguirán durmiendo en la oscuridad bajo la lluvia, esperando que les abra una ventana, esperando que los coja de las estanterías, de nuevo, y relea. Ya pronto.
Miro al cielo, ya es de noche casi cerrada. Las luces de un violeta eléctrico de la ciudad rebotan contra la panza blanca de las nubes que pasan. Levanto la cabeza. La luna escoltada por Júpiter pegado a su costado. El cernícalo bajo el alero ya descansa y me observa. Sólo esto que contar. ¿Qué es lo importante?