Reyes mágicos en los pueblos sin niños

J.Moreno
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Los Navalucillos facilita a sus Majestades de Oriente que lleguen a sus tres lejanas pedanías, donde sólo hay un niño empadronado

Vecinos de Valdeazores y seis niños vinculados al pueblo, el día 6 con los Reyes Magos.

Valdeazores se confunde en el mapa con el límite con Extremadura. Está a 40 kilómetros de Los Navalucillos, el ayuntamiento de referencia. Parte de la carretera ha devenido en un quebradero de baches que aísla aún más a un pueblo con 50 empadronados. Ningún niño.

Pero el sábado, seis pequeños aguardaban entusiasmados a que sus Majestades de Oriente lograran aterrizar de cualquier forma en el pueblo de sus familias. La alcaldesa pedánea, Rafaela Martín, esperaba la comitiva junto a dos nietos, Alberto y Carmen. Melchor, Gaspar y Baltasar fueron puntuales; su llegada coincidió con la celebración de la misa. Y Valdeazores rejuveneció. Hubo regalos para niños y adultos.

El Ayuntamiento de Los Navalucillos facilita cada año que los Reyes Magos anoten en sus apretadas agendas las paradas obligadas en las tres pedanías: Robledo del Buey, Los Alares y Valdeazores. Son ya tan familiares, que decían los lugareños que se parecían a tres jóvenes del pueblo de cabecera. Decires.

Sólo un niño vive entre estos tres pueblos; concretamente, en Robledo del Buey. Pero las fiestas navideñas reavivan la savia, y Melchor, Gaspar y Baltasar dejaron muchos regalos infantiles.

No siempre fue así. Hace años, la ausencia de niños en estos tres pueblos motivó que el Ayuntamiento de Los Navalucillos desistiera de facilitar la llegada de sus Majestades de Oriente. El actual alcalde, José Ángel Pérez Yepes, recuperó la costumbre.

La comitiva, que desfiló el día 5 en Los Navalucillos, empezó el recorrido en Robledo del Buey, la más cercana al ayuntamiento de referencia; continuó en Valdeazores, la más alejada; y remató en Los Alares, la del medio. El horario de las misas en cada pueblo marcó la programación de un día especialísimo en este rincón de la comarca de La Jara. Donde la magia de la tradición tiene aún más sentido.