Los toledanos y toledanas han vuelto a cumplir este domingo 31 con una tradición de más de cuatro décadas: Las migas. Miles de vecinas y vecinos no se han querido perder esta cita, como en Nochebuena, y han vuelto a salir a la calle en una jornada nublada y festiva para degustar uno de los platos más típicos de la provincia, bajo un ambiente festivo, previo a las doce uvas.

El Casco, el barrio de Santa Teresa o el Polígono, con sus barras, aglutinan el protagonismo de la ciudad, reflejando las tradiciones culinarias de la región. A pesar de su aparente sencillez, es un monumento a las cocinas. Las migas toledanas son un testimonio culinario que perdura en el tiempo, en los barrios y sus gentes.

Con las barras portátiles de los establecimientos a rebosar, como en los viejos tiempos, desde el mediodía ya se podían ver algunos valientes disfrutar de la gastronomía. A medida que iba avanzando la mañana y la tarde el hormigueo de gente era constante en los diferentes barrios de la ciudad. La tradición está más viva que nunca. Lo cierto, es que este año, el Ayuntamiento de Toledo ha autorizado en su última Junta de Gobierno Local, un total de 37 establecimientos de hostelería en todos los barrios de la ciudad a instalar barras en la vía pública para la celebración de la tradición, con lo que este rito vuelve un año más a reunir a centenares de toledanos y toledanas en las calles, a pesar, puede, del frío.

¿La receta de unas buenas migas?, depende del autor del plato. Aunque eso sí, este manjar se condimenta con muchas cosas: huevos fritos, torreznos, chorizos fritos, pimientos asados... El plato puede sazonarse con varias especias. ¿Un mejor plan para estos días de hermandad? Casi imposible.