Juan Ignacio de Mesa

Barrio de Santo Tomé

Juan Ignacio de Mesa


Todos sabemos menos

17/06/2024

Una conversación entre amigos te sirve, aparte de para disfrutar, para aprender. En estos días debatir con Juan, Mercedes, Antonio y Asun, nos ha servido a Inés y a mi para descubrir más, entre otras cuestiones, sobre lo que Leibniz ha supuesto para el progreso de la humanidad. Recordar y aprender más sobre el Cálculo Diferencial y extrapolarlo a cuestiones ordinarias de nuestra vida, hace que reflexiones y te convenzas, aún más, de lo importante que es la formación multidisciplinar de las nuevas generaciones para hacer que la humanidad progrese y supere la situación de conflicto permanente en la que nos encontramos ahora. Así te das cuenta de que, a pesar de que tenga importancia alguno de los debates que ahora se plantean entre nuestros representantes políticos, deberíamos exigirles que tuvieran algo más de altura intelectual e intentaran gestionar lo mejor posible, todo lo que permita que los ciudadanos estén más atendidos y puedan tener ilusión por vivir mejor. Pero recurren con excesiva facilidad a desviar la atención buscando un enemigo exterior, o recurriendo, ante la falta de argumentos, a tapar sus errores insultando al adversario. Me gustaría seguir siendo optimista y pensar que sería posible que se cumpliera lo que Bertrand Russell ya decía respecto a que «Una persona que haya percibido lo que es la grandeza de alma, aunque sea temporal y brevemente, ya no puede ser feliz si se deja convertir en un ser mezquino, egoísta, atormentado por molestias triviales, con miedo a lo que pueda depararle el destino». Si esto se cumpliera para algunos de nuestros representantes políticos, quizás se  pudiera extender a todos nuestros líderes y dejarían de darnos el bochornoso espectáculo al que nos tienen acostumbrados en estos tiempos. Claro está que tenemos que ser generosos y pensar que también serían capaces de saber quién era Leibniz, qué supuso el Cálculo Diferencial y hasta que son capaces de entender que puede que el adversario tenga razón en algo y merece la pena ponerse de acuerdo con él para lograr alcanzar lo mejor para los ciudadanos.