'Se armó el belén' napolitano en el Museo del Greco

O. Furones
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Esta representación se podrá visitar hasta el 4 de febrero de 2024. Entre sus figuras, la más destacada, «una pastora con un niño en brazos. En el siglo XVIII era una virgen», apunta Julián Valdés

‘Se armó el belén’ napolitano en el museo del greco

Más de 70 figuras componen, por segundo año consecutivo, el belén napolitano, que se puede disfrutar estos días en el Museo del Greco en Toledo.

Un belén histórico que se exhibe en la sala polivalente hasta el próximo 4 de febrero de 2024, en el que se integran armoniosamente aspectos tanto religiosos como cotidianos, inmersos en la ambientación del siglo XVIII.

Esta exposición pertenece a Amador Valdés y Julián Valdés, quienes generosamente han cedido esta representación napolitana, brindando a los espectadores una oportunidad única para sumergirse en la riqueza de esta manifestación cultural.

‘Se armó el belén’ napolitano en el museo del greco‘Se armó el belén’ napolitano en el museo del greco«Empezamos hace 20 años a coleccionar estas figuras. Todo empezó en un viaje a Nápoles. Y a partir de ahí, fuimos por diferentes anticuarios en España adquiriendo las piezas. Estamos hablando de más de 70 figuritas. Muchas de ellas, incluso, conservan las ropas tradicionales que tenían», destaca Amador Valdés.

 Los Belenes napolitanos se caracterizan por su espectacular escenografía y por la profusión de figuras que incluyen escenas y tipos populares de gran realismo y expresividad, ofreciendo una gran riqueza iconográfica de indudable interés etnológico.

Un belén único, «diferente. Lo concibo como una representación de las figuras en modo teatral», señala Julián Valdés.

«Resaltar del montaje, que al tratarse de un belén napolitano, está recargado, para preservar la esencia del barroco. Para poder ver las figuras desde todos los puntos. Son escenas costumbristas, representando todas las profesiones del pueblo. Y las caras son todas diferentes», añade.

Figuras creadas a partir de barro,  terracota, madera... destacando la figurita «de una pastora con un niño en brazos. En el siglo XVIII era una virgen, pero alguien decidió que posteriormente se convirtiera en una pastora».