Comenzamos esta semana de Navidad y qué mejor forma de celebrarla, que recordar como informaba la prensa de hace exactamente un siglo, sobre aquellos días navideños de primeros del año 1922. Una de las primeras noticias de calado internacional que el diario El Castellano publica, tiene que ver -fíjense lo que son las cosas- con la guerra civil que estaba sacudiendo Rusia en esos momentos y en la que se solicitaba la caridad de los cristianos de toda la diócesis -y de toda España- para ayudar a los niños rusos que estaban pasando hambre en aquellas tierras. Sobre legislación una nota de prensa informaba que el Gobierno pretendía regular más severamente el asunto del juego, ya que era decisión del estado, «acabar con este vicio, que está produciendo estragos terribles». La idea era cerrar los llamados entonces 'círculos de recreo' donde entre otras cosas se jugaba a cartas y a otros juegos de azar. Por lo que respecta al día a día de Toledo en aquel diciembre de 1922, varios grupos de obreros recorrían las calles en busca de un trabajo que no encontraban, los concejales y alcalde del Consistorio habían acudido a los festejos de la Virgen de la O, entre los que se encontraba la visita a los reclusos de la ciudad. Por otro lado, se hace público que por fin se había concluido con el adoquinado de la calle Nuncio Viejo, algo similar que como saben todos los lectores, está ocurriendo estos días con el entorno de la plaza de San Vicente y calle de la Plata. Igualmente se habían limpiado las inmundicias que había en el entorno de la calle Ropería, cerca de la calle del Comercio.
En el panorama de la actualidad nacional, destacamos las reseñas hechas hacia algunos catalanistas que no se posicionaban ante lo ocurrido en lo que se denominaba entonces como 'el desastre de Melilla', o lo que es lo mismo, el desastre de Annual, aquella derrota militar de nuestro ejército en la guerra del Rif, de la que salieron victoriosos los rebeldes dirigidos por Abd el-Krim y que tuvo lugar entre julio y agosto de 1921 cerca de Annual (Marruecos); recordemos que fallecieron aproximadamente nueve mil soldados españoles, lo que motivó una importante crisis política en plena monarquía de Alfonso XIII. No faltaban los sucesos durante aquellos días finales del año, como por ejemplo las 'batallas campales' entre grupos de jóvenes en la zona de las Carreras; o la caída de una niña en una zanja del Paseo del Tránsito, que llevaba abierta demasiado tiempo.
Por lo que respecta al asunto cultural, la egregia Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, tenía previsto realizar el día 20 de diciembre diferentes actos en honor a uno de sus fundadores, el siempre recordado don Rafael Ramírez de Arellano y Díaz de Morales; entre otros actos, se realizó un funeral en su honor que tuvo lugar en la iglesia de la Magdalena (en ese momento aún tenía culto), así como el descubrimiento de una lápida que se colocó en la fachada de la casa número 7 de la calle Alfonso XII, que aún sigue ubicada en ese lugar, casa en la que falleció don Rafael el 20 de diciembre de 1921, realizándose todo ello como homenaje al trabajo y esfuerzo que realizó el académico fundador de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo en pro de la cultura, la historia y el arte de nuestra ciudad. Otro acto al que acudieron los miembros del Ayuntamiento de Toledo, fue la celebración de la fiesta de la Anunciata, que se celebró en la iglesia de los jesuitas y costeada por el consistorio toledano. Al finalizar la misa y como era costumbre, se visitaba a los presos de la cárcel, así como las estancias de la misma, incluyendo la capilla, la enfermería y la escuela. Había también en la cárcel una 'biblioteca circulante' al servicio de los presos que requerían de los libros allí ubicados. Los presos fueron gratificados con dos pesetas y una cajetilla de tabaco cada uno. Otra noticia que plasmaba el periódico era el próximo curso que tendría lugar para los miembros de tropa del ejército, que se realizaría en la Escuela Central de Gimnasia con una duración de seis meses y estaría formado por 6 suboficiales, 36 sargentos, 4 cabos y 14 soldados, los que obtendrían si finalizaban el curso, el título de instructor.
Placa colocada en diciembre de 1922 en la calle Alfonso X el Sabio, en honor a don Rafael Ramírez de Arellano, en la casa donde murió en 1921.Y de nuevo, como se suele decir, la historia se repite, pues en este diario que hoy nos trae los acontecimientos toledanos de hace cien años, encontramos un anuncio que hoy está totalmente de actualidad, relativo al tema del amianto y a los restos que aún hoy en 2022, continúan por algunos puntos de Toledo. Nos referimos a una reseña publicitaria cuyo titular era 'Uralita (para techar)' y en el que se promocionan las placas de cemento y amianto, para utilizarlas como cubiertas «ligeras, económicas, incombustibles y duraderas»; también se publicitaban tuberías y depósitos de 100 a 500 litros. La empresa responsable del mismo, como pueden imaginar era Uralita S.A., cuya sucursal en Toledo se situaba entonces en la Plaza del Solarejo, 8. Y los edificios en Toledo que ya contaban con placas de este material, eran entre otros la Fábrica de Armas, el colegio de María Cristina, alguna casa de la calle Sixto Ramón Parro, algún cigarral y el depósito de aguas del ayuntamiento, entre otros. Encontramos otro anuncio muy navideño, en el que Casa Marín -Hombre de Palo,7- vendía diversos artículos para Navidad, como turrones, peladillas, piñones de Alcoy, guirlaches de Zaragoza, mantecados de Astorga, polvorones de Sevilla, alfajores de Granada, marquesitas de Bargas, tocino de cielo, plum cakes, licores, frutas escarchadas, champagne, sidra de Gijón (a 1,75 la botella); en resumen, los productos típicos navideños de toda la vida.
La Diputación Provincial de Toledo anunciaba los temas tratados en la última comisión, entre los que destacamos la aprobación de los fondos para el próximo mes de enero (225.103,58 pesetas) o la adhesión al homenaje que iban a realizar en Ocaña el eminente médico natural de la localidad, don Antonio Espina Capo, quien celebraba sus bodas de oro en la profesión. Por cierto, en la sección de Sociedad, destacamos la enfermedad del alcalde de Toledo en aquel momento, don Luis Mateo, así como la mejoría de la enfermedad que padecía don José Luis Marín, profesor del Seminario Conciliar de Toledo. Y por lo tocante a ofertas de empleo, la plaza de médico de Ajofrín se encontraba vacante, cuyo puesto estaba dotado con 1.500 pesetas anuales más 4.500 pesetas que se calculan de las 'igualas'. Y hasta aquí este corto viaje en el tiempo, nada más y nada menos que cien años atrás, para entender -una vez más- que la historia se repite y que aquellas navidades toledanas, no han cambiado demasiado de las que hoy celebramos. Feliz Navidad a todos y a todas…
*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo