Tomás Moreno, más conocido por su nombre artístico Tomasito, aterriza hoy en la sala Zentral de Pamplona dentro del festival Flamenco on Fire, un bolo que afronta acompañado de una madurez que hace que cada vez le guste más estar sobre el escenario.
¿Qué es lo que le da a Tomasito esa vitalidad que desprende su música?
Sobre todo yo creo que mi cuerpo y mi tierra, Jerez de la Frontera. Entre una cosa y otra sucede eso.
Es uno de tantos artistas que nace en la cuna del flamenco, pero termina yendo a Madrid. ¿Por qué costaba antes tanto labrarse una carrera desde Andalucía?
Yo a Madrid no me fui a triunfar, me fui a vivir desde muy pequeño. Ahora he ido al extranjero, pero Madrid es importante porque es la capital.
¿Cómo recuerda esa juventud?
De arriba para abajo, era un no parar. Conocí un montón de gente del rock, del flamenco, otros tipos de música. Todo muy a tope, ahora estoy más tranquilo.
¿Se ve muy diferente el mundo y el arte ahora con 53 años?
Claro que sí porque todo cambia. Uno flipa de hace 20 años para acá. Yo he grabado con analógico y ahora todo es digital.
¿Ha cambiado también cómo se enfrenta al escenario?
A medida que voy siendo más maduro más me gusta el escenario. Te subes como por tu casa.
Es un artista al que le gusta mucho colaborar con otros.
Sí, porque eso me alimenta y está bien participar con los compañeros.
¿Ha encontrado reticencias entre los puristas del flamenco?
En el mundo del flamenco me conocen. No me he encontrado reticencias, al revés, me animan los ortodoxos y les gusta lo que hago. Me da igual cómo me cataloguen, yo me busco la vida sin ningún problema.
¿Es muy diferente cómo acoge el flamenco el público del norte y el del sur de España?
Sí. En el sur la gente está más acostumbrada, pero en el norte gusta.